Un golpe leve en la cabeza puede parecer inofensivo. Sin embargo, detrás de esa aparente tranquilidad puede estar desarrollándose una de las lesiones más peligrosas y silenciosas del cerebro: el hematoma subdural.
Se trata de una acumulación de sangre entre la duramadre —la capa protectora más externa del cerebro— y la superficie del tejido cerebral. Suele originarse tras una caída, accidente o golpe, y es especialmente frecuente en adultos mayores o en personas que toman anticoagulantes.
Cuando las venas que conectan el cerebro con la duramadre se rompen, la sangre comienza a filtrarse lentamente, generando una presión que comprime el cerebro desde el exterior.
A diferencia de otros traumatismos, el hematoma subdural puede evolucionar de forma silenciosa: los síntomas no siempre aparecen de inmediato. En algunos casos, pueden pasar horas o incluso días antes de que el paciente note las señales de alarma.
Síntomas más comunes
- Dolor de cabeza progresivo.
- Náuseas o vómitos.
- Somnolencia, confusión o desorientación.
- Debilidad en un lado del cuerpo.
- Cambios en el comportamiento o en el nivel de conciencia.
En una tomografía cerebral, el hematoma subdural aparece como una mancha blanca en forma de media luna, una huella inconfundible que revela la presión que ejerce la sangre acumulada sobre el cerebro.
A pesar de su desarrollo lento, el riesgo es alto: si no se diagnostica y trata a tiempo, puede comprometer funciones vitales e incluso poner en riesgo la vida.
Un recordatorio claro: ningún golpe en la cabeza debe tomarse a la ligera. Ante cualquier síntoma neurológico posterior —por leve que parezca—, es fundamental buscar atención médica inmediata.
Recordatorio esencial: Este contenido tiene fines académicos y educativos. No reemplaza la valoración médica. Si presentas dolor de cabeza, confusión o alteraciones tras un golpe, consulta de inmediato a tu médico o acude a un servicio de urgencias.
