Barranquilla atraviesa una de las peores crisis de seguridad de los últimos años. La ciudad, que en el pasado fue presentada como un modelo de desarrollo, enfrenta hoy una creciente ola de extorsiones, atentados y homicidios contra comerciantes, situación que ha derivado en el cierre de más de 400 tiendas en distintos sectores.
En este contexto, el alcalde Alejandro Char, quien en reiteradas ocasiones sostuvo que no dependía del Gobierno Nacional para garantizar la seguridad en la ciudad, ha solicitado ahora el apoyo del Ministerio de Defensa para hacer frente a la criminalidad.
Críticos de su gestión señalan que las bandas delincuenciales surgieron y se fortalecieron durante sus anteriores administraciones, sin que se implementaran acciones efectivas para frenar su expansión. Hoy, los comerciantes viven con miedo, y cada día se registran asesinatos o atentados relacionados con la extorsión.
Un reciente video que circula en redes sociales muestra el atentado contra un tendero en el barrio Chiquinquirá, un hecho que ha generado indignación ciudadana y presión sobre la administración distrital para cambiar su estrategia de seguridad.
Organizaciones y líderes comunitarios insisten en que la Alcaldía debe asumir su responsabilidad y replantear su política frente al crimen, evitando trasladar completamente la carga al Gobierno central.
