En el séptimo piso del bloque A del conjunto residencial Flores del Recreo, en Barranquilla, vivía una familia unida por la fe, el amor y los lazos que solo una madre, una hija y una nieta pueden compartir. Pero el pasado fin de semana, el humo y las llamas convirtieron ese hogar en el escenario de una tragedia que ha dejado una herida profunda en sus seres queridos.
Giovanna Rodríguez Plazas, mujer creyente, servidora fiel en la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia del barrio Boston, no logró salir con vida del incendio que se desató en el edificio. Mientras su hija Katiana Restrepo Rodríguez y su nieta de 7 años eran evacuadas en estado crítico, ella quedó atrapada.
La noticia de su fallecimiento llegó con el peso de la incertidumbre. “No sabíamos qué había pasado con ella”, cuenta Jurlieth Restrepo, su sobrina. “Revisamos las listas de lesionados en las clínicas, pero su nombre no aparecía. Fue ahí cuando supimos lo peor”.
Katiana permanece en la UCI de la Clínica General del Norte, inconsciente, con su cuerpo afectado por el humo y la garganta quemada por la inhalación. Su hija, aunque también hospitalizada, está estable. La familia se aferra a la esperanza de que Katiana despierte, que vuelva a mirar a su hija y sepa que ambas sobrevivieron. Pero también deberá enfrentar una nueva pérdida: la de su madre.
“Ella ya había sufrido mucho. Perdió a su papá durante la pandemia por Covid-19. Ahora… esto. No sabemos cómo va a reaccionar”, dice Jurlieth con voz entrecortada.
El incendio no solo acabó con la vida de Giovanna. También murieron Yony de Jesús Espitia Jiménez, quien estaba de visita en otro apartamento del conjunto, y Wilson Mandón Castro, de 60 años, quien intentó escapar amarrando sábanas desde la ventana. Cayó al vacío en un intento desesperado por sobrevivir.
Mientras los peritos investigan qué provocó las llamas, una familia llora en silencio. Llora por la mujer que fue madre, abuela, guía espiritual y refugio. Y ora por la que hoy está en coma, esperando una segunda oportunidad.
