Crece el ruido por presunto entramado mediático que rodea la campaña de Rafael Noya. Denuncian una supuesta estrategia para fabricar noticias falsas y atacar al movimiento de Carlos Caicedo.
La tensión política en el Magdalena sigue subiendo de tono. En los últimos días, varios sectores han señalado que detrás de la difusión de versiones falsas contra Fuerza Ciudadana se estaría moviendo un plan orquestado desde la campaña de Rafael Noya, quien aspira a consolidar una plataforma política propia con respaldo de viejos operadores del poder regional.
El caso más reciente fue la supuesta renuncia de la congresista Ingrid Aguirre a Fuerza Ciudadana, una noticia que varios medios reprodujeron sin confirmar y que resultó ser completamente falsa. Según fuentes políticas, la desinformación habría hecho parte de una maniobra para minar la credibilidad interna del movimiento que lidera Carlos Caicedo.
Pantallazo del chat revelado:

La estrategia: “fabricar ruido, sembrar duda”
De acuerdo con versiones que circulan entre periodistas y dirigentes locales, el círculo de Noya habría destinado recursos publicitarios para construir una red de difusión favorable a su aspiración y, a la vez, impulsar contenidos que busquen desacreditar a sus adversarios políticos.
En esa trama, exmilitantes de Fuerza Ciudadana tendrían un papel protagónico: desde sus redes sociales lanzan supuestas “denuncias” o “revelaciones”, que luego son amplificadas por medios aliados o páginas informales, generando una sensación de crisis interna en la colectividad.
Un periodista de Santa Marta, que pidió la reserva de su identidad, aseguró que “hay pauta que se mueve a discreción y se paga con el compromiso de instalar narrativas convenientes para Noya”.
“Triquiñuelas” en pleno radar público
Aunque el equipo de Rafael Noya no se ha pronunciado oficialmente, la ola de desinformación ha encendido las alarmas en los sectores progresistas, que ven en este episodio una muestra de cómo la guerra política se libra cada vez más en el terreno mediático y digital.
El uso de fondos para fabricar ataques, manipular titulares o promover chismes disfrazados de primicias ha comenzado a ser llamado —entre los críticos de Noya— “las triquiñuelas del cónclave”, en alusión al grupo cerrado que lo rodea y maneja su estrategia de comunicación.
Por ahora, las alertas están encendidas. El episodio de la falsa renuncia de Ingrid Aguirre podría ser apenas la punta del iceberg de una operación política que mezcla dinero, medios y desinformación.







