El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, avanza en una nueva medida que ha generado fuerte rechazo entre organizaciones de salud y defensores de derechos humanos: un reglamento del Departamento de Salud que busca restringir el acceso a atención médica para menores transgénero en todo el país.
De acuerdo con la radio pública NPR, la normativa —que podría entrar en vigor en noviembre— prohibiría que los pacientes trans menores de 18 años reciban reembolso federal bajo los principales programas de salud pública, como Medicare, Medicaid y el Programa de Seguro Médico para Niños (CHIP).
Esto significa que los hospitales dejarían de recibir recursos federales para ofrecer atención pediátrica de afirmación de género, una medida que, según los expertos, pondría en riesgo la salud mental y física de miles de jóvenes trans en Estados Unidos.
Especialistas y defensores de derechos civiles han advertido que esta iniciativa es un retroceso alarmante y parte de una estrategia política que instrumentaliza los derechos de las personas trans como bandera electoral.
Desde su retorno al poder, Trump ha retomado una agenda abiertamente hostil hacia la comunidad LGBTQ+, incluyendo una orden ejecutiva en enero pasado que prohíbe el financiamiento público de procedimientos de cambio de sexo.
Críticos sostienen que el mandatario busca fortalecer su base conservadora a costa de la salud y la dignidad de menores que ya enfrentan altos niveles de discriminación y riesgo de suicidio.
“Esta política no solo es cruel, sino peligrosa. Negar atención médica esencial a jóvenes trans es condenarlos al sufrimiento”, afirmó un portavoz de la Asociación Estadounidense de Pediatría, que pidió al Congreso bloquear la medida antes de su entrada en vigor.
