La familia de Edwin Emiro Anaya Mármol, un hombre de Barrancabermeja, Santander, está sumida en el dolor tras su inesperada muerte, ocurrida en la ciudad de Santa Marta. Edwin, padre de dos hijas y esposo amoroso, falleció repentinamente después de haber vivido uno de los momentos más felices de su vida: el triunfo de su hija en un importante campeonato de porrismo.
Era un día de celebraciones. Edwin había viajado con su esposa e hijos para acompañar a su hija en la competencia de porrismo Capital Cheer Colombia, realizada en el coliseo mayor de la Villa Bolivariana. Cuando su hija logró alzarse con el primer lugar, él no pudo ocultar su emoción. “Me siento tan orgulloso de ella”, dijo con lágrimas en los ojos, abrazando a su hija mientras el corazón se le llenaba de alegría por el logro de la pequeña. Un orgullo palpable que iluminó su rostro.
Pero la felicidad de esa tarde se tornó en tragedia pocas horas después. Ya en el hotel, Edwin comenzó a sentirse mal. A pesar de los esfuerzos por socorrerlo, su cuerpo no resistió y sufrió un infarto fulminante. Un paro cardiorrespiratorio terminó con su vida, dejando a su familia en shock y sin palabras.
“Mi hermano Edwin Anaya, un hombre bueno, de principios, valores, buen esposo, buen padre. El hermano con el que compartí tantas cosas”, escribió con profundo dolor uno de sus hermanos en un emotivo mensaje en redes sociales. “Siempre estuvo presente cuando lo necesité. Hoy mi familia está destrozada por esta partida tan temprana, pero ten la certeza, hermano, que a tus hijas María José y María Ángela no les va a faltar nada. Vuela alto, hermano”, expresó, con un amor fraternal que tocó el corazón de muchos.
La tragedia obligó a la familia a empacar rápidamente sus maletas y regresar a Barrancabermeja con el cuerpo de Edwin, un hombre que había dado todo por los suyos. El último adiós de Edwin será en la funeraria Los Olivos y su descanso final será en el cementerio La Magdalena, donde su familia lo despedirá con el amor y el respeto que siempre le brindó.
Hoy, la familia de Edwin llora la partida de un padre ejemplar, un hombre de principios y un pilar para su hogar. Aunque la tristeza embarga sus corazones, también celebran el legado de amor, sacrificio y dedicación que dejó en su paso. Y en medio de las lágrimas, hay consuelo en el pensamiento de que él siempre estuvo ahí para su familia, luchando por ellos hasta el último suspiro.
Edwin, quien vivió para hacer felices a los suyos, ahora deja un vacío inmenso, pero su recuerdo y su amor permanecerán en los corazones de todos los que lo conocieron y amaron.