Las devastadoras inundaciones provocadas por la Dana han llevado a las parroquias de Valencia a transformarse en centros de acopio y albergues para los afectados. En respuesta a la tragedia, más de 15,000 voluntarios católicos, incluidos seminaristas, religiosas, sacerdotes y el propio arzobispo, se han movilizado para brindar apoyo a las víctimas.
Las parroquias han abierto sus puertas para recibir a aquellos que han perdido sus hogares y necesitan refugio, además de ofrecer alimentos, ropa y productos de primera necesidad. Este esfuerzo comunitario ha sido fundamental en medio de la crisis, con muchos voluntarios trabajando incansablemente para atender las necesidades inmediatas de los damnificados.
El arzobispo de Valencia, quien ha estado presente en las labores de asistencia, ha instado a la comunidad a mantenerse unida y a seguir colaborando en la ayuda a los afectados. “Es momento de mostrar solidaridad y apoyo en estos momentos difíciles”, afirmó.
Las autoridades locales han elogiado la rápida respuesta de la comunidad religiosa, destacando la importancia de estos espacios como refugios temporales en un momento en que la necesidad es urgente. A medida que las lluvias disminuyen, los esfuerzos de recuperación y asistencia continúan, con la esperanza de que la comunidad se recupere pronto de esta devastadora emergencia.