Lo que alguna vez fue presentado como una solución para las familias que lo perdieron todo en las devastadoras inundaciones de 2010, hoy es un símbolo del abandono estatal. Quince años después, cerca de 50 familias damnificadas denuncian que las viviendas que el Gobierno Nacional prometió y empezó a construir nunca fueron terminadas, obligándolos a seguir habitando zonas de alto riesgo.
Los afectados, que en 2010 vieron cómo sus casas quedaban bajo el agua tras el rompimiento del Canal del Dique, aseguran que fueron reubicados de manera temporal mientras esperaban un nuevo hogar. Sin embargo, el tiempo pasó y el proyecto habitacional quedó inconcluso, dejando a las familias a su suerte.
“Nos prometieron un techo seguro, pero lo que tenemos son ruinas llenas de maleza. Las casas están ahí, podridas entre el monte, y nosotros seguimos viviendo con miedo cada temporada de lluvias”, expresó indignada una de las damnificadas, quien lleva más de una década esperando una solución.
Vecinos de la zona relatan que algunas de las viviendas presentan paredes agrietadas, techos incompletos y estructuras debilitadas por el abandono. Muchas de ellas fueron saqueadas con el paso del tiempo, lo que agrava aún más la posibilidad de habitarlas sin una inversión considerable.
Líderes comunitarios exigen una respuesta inmediata de las autoridades locales, departamentales y nacionales. “No es justo que después de 15 años haya familias viviendo a la orilla de los arroyos, con el agua metiéndose a sus casas cada invierno, mientras el dinero que se destinó para sus viviendas parece haberse perdido en el aire”, denunciaron.
La situación evidencia la falta de seguimiento y ejecución de proyectos sociales en el Atlántico, especialmente en municipios históricamente golpeados por el cambio climático y el abandono estatal. Las familias damnificadas esperan que su drama no quede en el olvido y que las viviendas que se pudren en el monte finalmente se conviertan en hogares dignos.
