Han pasado más de dos décadas desde que la violencia paramilitar silenció a siete funcionarios del CTI en tierras del Cesar. Hoy, la justicia decidió condenar a 40 años de prisión a Óscar Darío Cuadrado, exintegrante del Bloque Norte de las AUC, por su participación en aquella tragedia ocurrida el 9 de marzo del 2000.
Ese día, mientras una comisión adelantaba labores de exhumación en el corregimiento de Minguillo, municipio de La Paz, hombres armados irrumpieron, intimidaron a los investigadores y los llevaron a un paraje despoblado. Nunca regresaron. Sus cuerpos fueron desaparecidos tras ser atacados con armas de fuego.
La Fiscalía demostró que Cuadrado fue uno de los paramilitares que participó en el secuestro y posterior traslado de las víctimas. La condena lo responsabiliza de homicidio y desaparición forzada, además de imponerle una multa millonaria e inhabilidad para ejercer funciones públicas por 18 años.

Aunque Cuadrado se desmovilizó en 2006 junto a otros hombres de las AUC, fue capturado en 2021 y desde entonces permanece detenido. La investigación señala que el crimen fue ordenado directamente por los cabecillas Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40, y Jhon Jairo Esquivel, alias Tigre.
La sentencia busca cerrar, al menos en parte, una herida que lleva 24 años abierta en la memoria de la justicia y de los familiares de quienes fueron asesinados en cumplimiento de su deber.