En menos de un año, el brigadier general Edwin Urrego Pedraza ha convertido a la Policía Metropolitana de Barranquilla en una máquina constante de golpes contra Los Costeños, una de las organizaciones criminales más peligrosas de la Costa Caribe. Desde que asumió el mando el 15 de noviembre de 2024, la ofensiva deja 178 capturas, un promedio de 22 al mes.
Bajo su dirección y en coordinación con la Fiscalía Especializada contra el Crimen Organizado, han caído desde cabecillas de alto perfil hasta extorsionistas de barrio. Entre ellos, alias “El Menor”, capturado en Villavicencio tras meses de seguimiento, señalado de ordenar la masacre de cuatro personas en el barrio El Carmen, extorsiones masivas, atentados con explosivos y el reclutamiento de menores para el sicariato.
El 30 de julio, un operativo de madrugada con nueve allanamientos en Barranquilla y Soledad dejó ocho detenidos, armas, municiones, $11 millones y libretas con registros de cobros ilegales. Y el pasado 8 de agosto, drones y diez allanamientos en el suroriente de la ciudad permitieron capturar a alias “Cheo” o “Fernandito”, cerrar cinco expendios de droga y golpear una red que movía hasta $50 millones al mes.

El éxito, aseguran las autoridades, radica en la dupla Policía–Fiscalía: “Nosotros abrimos la puerta, ellos sostienen el caso”, resume el general Urrego. Para muchos comerciantes, como doña Rosa en el barrio Las Nieves, la diferencia se siente: “Antes uno no podía ni abrir la tienda tranquilo; ahora, al menos, podemos respirar”.
Ocho meses después, las cifras y las calles muestran un mensaje claro: la ofensiva no se detiene y Barranquilla empieza a recuperar algo más que seguridad… recupera esperanza.
