Lo que debería ser un espacio digno para preservar la memoria de los fallecidos se ha convertido en un escenario de abandono y descomposición. La sede regional del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses en Barranquilla enfrenta una crisis sanitaria grave, donde cadáveres son almacenados sin refrigeración, sobre mesas o directamente en el suelo.
Familias que acuden al lugar para reclamar los cuerpos de sus seres queridos relatan el impacto de encontrarlos en avanzado estado de descomposición, obligándolos a sepultar de inmediato y sin posibilidad de realizar velaciones o despedidas formales.
Refrigeración colapsada desde hace meses
La raíz del problema está en el sistema de refrigeración, que según diversas fuentes lleva más de siete meses sin funcionar adecuadamente. El único cuarto frío de la sede, con capacidad estimada para 15 a 20 cuerpos, ya no enfría y se ha convertido en un depósito saturado y sin control.
Fuentes cercanas al proceso han descrito el lugar como un “foco de infección”, donde el olor a descomposición se percibe desde el exterior del edificio. En el interior, cuerpos sin identificar permanecen por semanas, incluso meses, en condiciones insalubres.
“No se puede hacer una velación. Uno llega a despedirse y encuentra un cuerpo en putrefacción. Toca enterrarlo en seguida”, relató uno de los dolientes.
Cadena de custodia lenta y traslado sin condiciones
El deterioro comienza mucho antes de que los cuerpos lleguen a Medicina Legal. Fuentes judiciales aseguran que el transporte, realizado por unidades de la Sijín y el CTI, se hace en vehículos adaptados pero sin activar los sistemas de refrigeración. A esto se suma la demora en los trámites de cadena de custodia, especialmente en la Unidad de Reacción Inmediata (URI), donde los cuerpos pueden permanecer entre dos y ocho horas bajo el sol o en temperaturas elevadas.
“He visto cadáveres permanecer hasta seis horas en una paletera sin frío. Es inevitable que lleguen dañados”, aseguró una fuente judicial.
Alarma por salud pública
Más allá del dolor de las familias, la situación plantea un riesgo sanitario para quienes trabajan en el instituto y para las comunidades aledañas. El ambiente de descomposición permanente es potencial fuente de bacterias, infecciones y contaminación del aire.
“Esto no es solo una tragedia humana. Es un problema de salud pública que puede tener consecuencias graves si no se atiende pronto”, advirtió un trabajador que prefirió no ser identificado.
Falta de respuesta institucional
Pese a la gravedad de la situación, hasta el momento no se han dado explicaciones públicas por parte de la dirección regional del instituto. Varias solicitudes de información han sido ignoradas, y la falta de soluciones mantiene en vilo a quienes necesitan los servicios forenses.
Mientras tanto, los recursos parecen estar dirigidos a remodelaciones administrativas y obras menores, en lugar de reparar el cuarto de refrigeración, el cual es esencial para el funcionamiento básico de la morgue.
Petición urgente de intervención nacional
Ante la crisis, familiares de víctimas, trabajadores y autoridades judiciales piden con urgencia la intervención del nivel central del Instituto Nacional de Medicina Legal en Bogotá. La exigencia es clara: restablecer la cadena de frío, reforzar el personal operativo y garantizar un tratamiento digno a los cuerpos.
Barranquilla, capital del Atlántico, no puede seguir tratando la muerte con abandono. La dignidad no termina con el último aliento.