Por David Awad V.
En una sala repleta de libros y acentos del mundo, entre versos leídos en voz alta y aplausos que cruzaban generaciones, el poeta dominicano Juan Colón recibió uno de los reconocimientos más significativos de su carrera: un honor del Congreso de los Estados Unidos, por su aporte a la cultura, la literatura y el entendimiento entre los pueblos.

La entrega tuvo lugar el pasado 12 de julio en la biblioteca de Williamsburg, en Brooklyn, durante el IV Encuentro Internacional de Escritores Hispanoamericanos, un evento que reunió voces de distintas geografías, pero con un mismo idioma: la palabra sentida.
La distinción, firmada por la congresista Nydia Margarita Velázquez, no es solo un homenaje a la trayectoria de Colón —autor de Las Manos del Silencio—, sino también un reconocimiento al valor universal de su poesía: una voz nacida en el Caribe que hoy atraviesa océanos y fronteras.
Un puente de versos
Con la humildad del que escribe para sanar, no para ser premiado, Colón subió al estrado y compartió tres de sus textos: Mi país, ¿Te imaginas tú y yo cruzando el Puente de Brooklyn? y No le digas a nadie. Cada poema fue un hilo invisible que unió al público en un mismo suspiro, como si Brooklyn se transformara, por unos minutos, en un malecón de República Dominicana.

Junto a él, fue homenajeada también la profesora Mirtha Bergés, por sus cuarenta años de labor educativa. Fue una noche de palabras que enseñan, conmueven y permanecen.
Del Caribe a Italia, y de ahí al mundo
Este nuevo galardón no es un hecho aislado. En los últimos años, Juan Colón ha cosechado importantes reconocimientos internacionales. En 2022, fue el único latinoamericano en obtener el Premio de Poesía Ciudad de Milán, y en 2023, recibió el Premio de Poesía Ciudad de Brindisi, en Italia, donde también ha sido llamado Il Poeta dell’Amore (El Poeta del Amor), un título que dice tanto de su obra como de su humanidad.


Su trayectoria confirma que la poesía sigue viva, y que puede abrir puertas incluso en los lugares más insospechados: desde un aula rural hasta un salón del Congreso estadounidense.
Un reconocimiento que trasciende
Lo que se celebró en Williamsburg no fue solo la obra de un hombre, sino la fuerza transformadora de la poesía cuando se escribe desde la verdad, la belleza y la memoria. El caso de Juan Colón es prueba de que la literatura no conoce límites cuando nace con autenticidad y se entrega al mundo sin fronteras.


Desde el Caribe profundo, su voz ha llegado lejos. Y lo sigue haciendo, verso a verso, puente a puente.