Con voz firme y un mensaje directo, el cantante de boleros Charlie Zaa rompió el silencio tras la sorpresiva decisión del Tribunal Superior de Bogotá de imponer medidas cautelares sobre cinco de sus propiedades. La razón: una investigación de la Fiscalía que lo vincula, presuntamente, con dinero proveniente del Bloque Tolima de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
“Todo ha sido fruto de un trabajo honesto y constante”, expresó Zaa en un comunicado, defendiendo tres décadas de carrera artística y negando rotundamente ser testaferro de estructuras criminales.
La noticia ha generado impacto tanto en el mundo del espectáculo como en el judicial. Según la Fiscalía, varias propiedades del cantante —incluidas las discotecas Solaris (Ibagué) y Oasis (Girardot), así como un centro comercial— habrían sido adquiridas con dineros irregulares. En total, los bienes están avaluados en más de 25 mil millones de pesos.
La acusación no es nueva. Surgió hace años en una diligencia dentro del proceso de Justicia y Paz, donde desmovilizados del Bloque Tolima señalaron a Zaa como la supuesta “cara visible” de bienes adquiridos por alias Daniel, el entonces jefe paramilitar Diego José Martínez Goyeneche. Daniel murió en 2009, tras ingerir cianuro en la cárcel La Picota.
Ahora, el proceso cobra fuerza y se encamina hacia una eventual extinción de dominio. La Sala de Justicia y Paz acogió el pedido del ente investigador como parte de su lucha por desmontar el legado económico del paramilitarismo.
Charlie Zaa, por su parte, se mostró dispuesto a colaborar: “Estoy en total disposición de entregar todas las pruebas necesarias para demostrar mi inocencia”, declaró.
El caso se suma a una serie de procesos que han resurgido en los últimos años, en los que antiguos bienes del paramilitarismo aparecen bajo nombres inesperados. Mientras tanto, el cantante insiste en que su único legado ha sido musical.