Concluye junio, y con él se va otro mes marcado por el dolor, la violencia y la impunidad en el Departamento del Atlántico.
La pregunta que nos hacemos —y que exigimos se hagan también las autoridades— es tan simple como urgente:
¿Hasta cuándo seguirá la muerte ganando terreno en nuestras calles?
Mientras discursos oficiales hablan de “acciones contundentes”, “estrategias articuladas” y “percepción de seguridad”, la realidad, fría y cruda, es que en los cementerios del Atlántico fueron sepultadas 451 personas en los primeros seis meses del año. Cada una de ellas tenía un nombre, una historia, una familia, un futuro. Y todas fueron silenciadas por la violencia.
Solo en el mes de junio se contabilizaron 79 muertes violentas, superando en 14 los casos reportados en junio de 2024 (65 homicidios). La capital del departamento, Barranquilla, aportó 46 víctimas al total, lo que representa un aumento de 16 casos frente al mismo mes del año anterior.
¿Quién responde por este desangre?
De esas 79 víctimas en junio:
- 54 fueron producto de acciones sicariales, muchas de ellas con múltiples heridos colaterales.
- Se reportaron al menos 21 personas lesionadas en estos ataques.
- 8 mujeres fueron asesinadas, acumulando 29 víctimas femeninas en lo que va de 2025.
- 3 presuntos delincuentes murieron en enfrentamientos con la Policía.
- La mayoría de las víctimas (39) tenían entre 14 y 28 años, lo que evidencia el alarmante grado de vulnerabilidad de nuestra juventud.
En estos números no están incluidos los fallecimientos por accidentes de tránsito ni suicidios.
Barranquilla: epicentro del dolor
En la capital del Atlántico, el mapa de la muerte se ensaña principalmente con la localidad Suroccidente, que registró 18 homicidios en 13 barrios. Le sigue la localidad Suroriente, con 16 casos en 9 barrios. La localidad Metropolitana sumó 7 casos, Río Mar 3, y Norte-Centro Histórico solo uno.

Los barrios más golpeados:
- Rebolo, con 6 asesinatos, continúa siendo una zona crítica.
- El Bosque, Pradera y Carrizal con 3 casos cada uno.
- Otros barrios como Galán, Malvinas y Río Mar registraron dos homicidios.
Crímenes sin justicia, familias sin respuestas
No podemos dejar de mencionar los casos que marcaron este mes: la masacre de Pradomar en Puerto Colombia, y los crímenes de los académicos Don Roberto Vásquez y Porfiria Escorcia, dos adultos mayores cuya trayectoria dejó huella en la educación local. A la fecha, no hay capturados, ni avances significativos en las investigaciones. ¿Cómo explicar esta indiferencia institucional?
Mientras tanto, estructuras criminales como Los Costeños, Los Pepes, Los Rastrojos y nuevos grupos en Soledad y Malambo disputan a sangre y fuego el control territorial, el cobro de extorsiones y el microtráfico. Las autoridades aún niegan la expansión de estas redes en algunos sectores. ¿Negligencia o complicidad?
Comparativo de muertes violentas: junio 2024 vs junio 2025
Municipio | Junio 2024 | Junio 2025 |
---|---|---|
Barranquilla | 30 | 46 |
Soledad | 18 | 18 |
Malambo | 9 | 2 |
Puerto Colombia | 1 | 3 |
Galapa | 1 | 3 |
Resto del Atlántico | 6 | 7 |
Total | 65 | 79 |
En solo un año, el área metropolitana pasó de 59 a 72 casos, mientras Barranquilla sola incrementó su conteo mortal en un 53%.
No más silencio: exigimos respuestas
Lo que vemos no es una simple estadística. Es un desgarrador grito colectivo de auxilio que se estrella una y otra vez contra muros de indiferencia oficial, cifras maquilladas y discursos vacíos.
Los datos que entregamos no provienen de fuentes ocultas. Son resultado del cruce entre informes oficiales, registros de medios judiciales, grupos ciudadanos y trabajo de campo comunitario. Y reflejan una verdad que nadie quiere enfrentar con seriedad: la violencia en el Atlántico no solo no ha disminuido, sino que se ha reconfigurado y expandido con mayor complejidad y brutalidad.
Estamos a tiempo, pero el tiempo se agota

No puede ser normal que los jóvenes mueran antes de cumplir 20. No puede ser normal que los asesinos escapen sin dejar rastro. No puede ser normal que familias enteras se resignen al miedo. No es normal que las autoridades se limiten a responder con comunicados.
Desde el Sistema Civil de Alertas Tempranas (SCAT) insistimos:
La defensa de la vida es una tarea urgente, colectiva y sin excusas.
Y como sociedad tenemos el derecho y el deber de exigir que pare esta matanza silenciosa.
Porque, como dijo alguna vez alguien sabio, la verdad nos hará libres… pero solo si la enfrentamos con valentía.