En una fuerte y extensa declaración publicada en su cuenta oficial de X, el presidente Gustavo Petro respondió por primera vez, con nombre propio, a las denuncias y críticas del excanciller Álvaro Leyva Durán, a quien acusó de actuar por “odio”, “venganza” e “injuria”, tras haber sido apartado del gobierno.
En su mensaje, Petro fue directo: “Durante meses he sido víctima de la injuria del señor Leyva, y quise simplemente responder a lo que consideraba un acto de venganza bárbaro, canalla, de alguien que simplemente había ayudado de corazón”. Según el mandatario, el distanciamiento se originó en la negativa presidencial a tolerar “pasos oscuros” en la Cancillería, en referencia al escándalo por la licitación de los pasaportes, adjudicación que, afirma, “estaba plagada de corrupción desde el comienzo”.
La herida política: pasaportes, cargos y celos de poder
Petro profundizó en las razones que, según él, motivaron el quiebre con Leyva. Una de ellas: haber rechazado que su hijo ocupara un cargo diplomático. “La democracia no es hereditaria”, dijo con firmeza.
Además, aseguró que los nombramientos de Laura Sarabia y Armando Benedetti en cargos estratégicos “llenaron de odio” al excanciller. “Solo hasta hace poco me enteré de una petición que Leyva le hizo a Benedetti y que iba dirigida a mí. Todo esto tenía un trasfondo personal, que luego se tradujo en ataques públicos y traiciones”, afirmó Petro.
“Conducta oligárquica” y heridas históricas
El mandatario usó la figura de Leyva para hacer una radiografía del poder en Colombia: “Desde hace dos siglos, la traición, el asesinato, la mentira, son sus normas. El acuerdo nacional se vuelve un discurso vacío”. Acusó a la oligarquía —a la que ubica a Leyva como parte— de ver el Estado como un patrimonio heredado y de mantener relaciones basadas en la conveniencia.
Petro también evocó momentos oscuros de la historia del país, señalando que “se ha asesinado a quienes contradicen el poder” y se ha “ocultado a presidentes indígenas y negros”. Concluyó su reflexión con una advertencia simbólica: “Siempre hay que insistir en el acuerdo y la paz, aunque nos traicionen”.
El pasado compartido y la ruptura
El presidente recordó que confió en Leyva al nombrarlo Canciller “sin cálculos políticos”, como un reconocimiento a su trayectoria en procesos de paz. No obstante, cuestionó su rol en la historia: “Leyva no ayudó realmente al proceso de paz del M-19, pero se comprometió con las Farc. Pensé que lo hacía por convicción; ahora creo que también lo movían intereses menos santos”.
Sobre la licitación de los pasaportes, insistió en que el proceso estaba viciado desde el inicio y que, aunque ordenó detenerlo, Leyva “dejó avanzar el proceso demasiado” y terminó cometiendo “irregularidades que le costaron su vida pública”.
¿Y ahora qué?
La respuesta del presidente se da tras la publicación de una investigación en el diario El País de España, donde se revelan audios de Álvaro Leyva presuntamente buscando apoyo internacional para sacar a Petro del poder, incluso mencionando contactos con congresistas republicanos de EE. UU.
Petro rompe así un largo silencio frente a las acusaciones de quien fuera uno de sus aliados más visibles durante la campaña presidencial. La confrontación deja claro que las heridas no son solo personales, sino también políticas y éticas. El “caso Leyva” se convierte en un nuevo capítulo en la historia del poder en Colombia, donde las traiciones parecen repetir su lugar en la trama.