jueves, noviembre 21, 2024

Álvaro Uribe y la hipocresía de su legado laboral

Por David Awad V.

El expresidente Álvaro Uribe Vélez vuelve a ser protagonista del debate sobre la Reforma Laboral del actual Gobierno, advirtiendo que esta afecta a los empresarios. Sin embargo, su memoria parece fallar cuando se trata de recordar cómo, durante su mandato, tomó decisiones que perjudicaron a millones de trabajadores en Colombia, al eliminar el recargo nocturno y desregular las horas extras, favoreciendo así a los empresarios a expensas de la clase obrera.

Hoy, el presidente Gustavo Petro busca restablecer el recargo nocturno y garantizar el pago de horas extras a partir de las 6 p.m., medidas que son un intento de corregir los excesos de una política laboral que Uribe implementó y que dejó a muchos trabajadores desprotegidos. La afirmación de Uribe de que la reforma actual perjudica a los empresarios ignora el hecho de que su propia gestión ya había comprometido la estabilidad económica de millones de familias trabajadoras.

Es inaceptable que Uribe se presente como defensor del empresario, cuando su gobierno se dedicó a recortar derechos laborales esenciales. En sus recientes críticas, menciona la necesidad de normas «eficaces» en lugar de «ideológicas». Sin embargo, su administración mostró que su prioridad fue siempre beneficiar a un sector reducido, sacrificando el bienestar de la mayoría.

Su argumento de que la reforma laboral actual ahoga a los empresarios se contradice con la realidad: las reformas de Uribe sentaron un precedente de precariedad laboral que dejó a los trabajadores sin los ingresos necesarios para vivir dignamente. ¿Cómo puede Uribe reclamar preocupación por el bienestar empresarial, cuando su legado ha contribuido a perpetuar la desigualdad y la injusticia social?

Además, sus advertencias sobre la salud y el ahorro pensional parecen más un intento de desviar la atención que un análisis serio de la situación. En lugar de asumir la responsabilidad por las consecuencias de sus políticas, el exmandatario elige criticar el esfuerzo actual por mejorar las condiciones laborales.

Es hora de que Álvaro Uribe reconozca su papel en la creación de un sistema que ha dejado a muchos trabajadores en la cuerda floja. La lucha por una reforma laboral que beneficie a la clase trabajadora es necesaria y urgente. 

Los empresarios y trabajadores deben encontrar un camino conjunto, pero no a costa de derechos que ya han sido recortados injustamente.

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