En un país donde la violencia política ha cobrado nuevas formas y rostros, la preocupación de Day Vásquez no es una excepción: es un reflejo del clima de miedo que se respira.
Su voz, una entre muchas que han advertido estar en riesgo, vuelve a resonar en medio del atentado que casi le cuesta la vida al senador Miguel Uribe Turbay.
Day Vásquez no es una figura anónima. Su historia está entrelazada con uno de los casos judiciales más sensibles del panorama nacional: el proceso contra Nicolás Petro, hijo del presidente Gustavo Petro. Como testigo clave, amparada bajo un principio de oportunidad, Vásquez ha denunciado en múltiples ocasiones estar en la mira de amenazas constantes. Pero hoy, una vez más, lo dice con fuerza: sigue sin protección.
Desde sus redes sociales, escribió una frase corta, pero cargada de tensión: “La alarma está encendida para todos los que estamos desprotegidos y hemos recibido amenazas constantes”. No se trata solo de una advertencia; es un grito de auxilio.
Ya en febrero de este año había denunciado situaciones alarmantes: hombres merodeando su vivienda en la madrugada, vehículos sin placas, mensajes intimidantes en su celular. Nadie ha sido identificado. Nadie ha respondido por su seguridad.
Mientras la atención mediática se enfoca en el ataque a Uribe Turbay, Vásquez recuerda que no solo los líderes políticos están expuestos. También lo están quienes, como ella, han decidido hablar en procesos judiciales que incomodan a muchos.
En Colombia, el silencio sigue siendo la forma más segura de sobrevivir. Y Day Vásquez, por ahora, ha elegido lo contrario.