Un hecho lamentable y aún sin esclarecer ha generado profunda indignación entre los habitantes del barrio El Bosque, en el sur de Barranquilla. Un menor de tres años perdió parte de su dedo meñique mientras se encontraba bajo el cuidado de un Centro de Desarrollo Infantil (CDI).
La familia del niño exige explicaciones, mientras que autoridades como el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y la Fiscalía General de la Nación ya iniciaron investigaciones.
El hecho ocurrió el pasado miércoles 29 de mayo, cuando, según la versión del CDI, el niño habría sufrido un accidente con un banco de madera mientras jugaba con otra menor. Sin embargo, las heridas presentadas —una amputación parcial del dedo meñique izquierdo— han levantado serias dudas sobre lo ocurrido.
“El resto del dedo nos lo entregaron en un vaso con agua helada”
La denuncia fue presentada por Marlene Cabarcas, abuela del menor, quien expresó que el padre del niño fue notificado por el CDI de que su hijo había sido trasladado a un centro médico por una supuesta fractura. La realidad fue mucho más grave: el pequeño había perdido parte del dedo, incluyendo uña y hueso. “Nos dijeron que fue un accidente, pero eso no justifica la magnitud de la herida. El resto del dedo nos lo entregaron en un vaso con agua helada”, relató la mujer visiblemente afectada.
La familia no cree en la versión del accidente
Los familiares del menor consideran que el informe entregado por el CDI no se corresponde con la gravedad del daño. Uno de los tíos intentó replicar el supuesto accidente dejándose caer el banco en la mano, sin sufrir lesiones. “No entendemos cómo un banco que no pesa tanto pudo cercenarle el dedo. Alguien miente o está encubriendo algo”, agregó.
Desde el accidente, el menor permanece hospitalizado, a la espera de una intervención reconstructiva por parte de un cirujano plástico. “Nos dicen que puede quedar con un moñito. Pero él es apenas un niño. No se merece esto”, expresó su abuela entre lágrimas.
La concejala de Barranquilla Heidy González calificó el hecho como “inadmisible” y pidió explicaciones urgentes por parte del Distrito. “¿Dónde estaban los cuidadores? ¿Qué protocolos se activaron? Esto no puede quedar en el aire”, cuestionó.
González exigió, además, una revisión general de los protocolos de seguridad en los Centros de Desarrollo Infantil de la ciudad, así como verificación de los perfiles profesionales de quienes tienen bajo su responsabilidad el cuidado de menores. “Cuando una familia entrega a su hijo en un CDI, lo hace con confianza. Esa confianza hoy está rota”, afirmó.
¿Fallas estructurales en los protocolos de atención infantil?
Este caso ha puesto nuevamente sobre la mesa las preocupaciones sobre la vigilancia, control y formación del personal en los CDI. Aunque el ICBF confirmó que ya se desplazó un equipo técnico al lugar para hacer una verificación de condiciones, hasta el momento no se ha entregado un pronunciamiento público por parte del Distrito de Barranquilla, encargado de contratar o supervisar la operación de estos centros a través de operadores privados.
Organizaciones sociales han solicitado que, más allá del caso puntual, se realice una auditoría exhaustiva a todos los centros de atención infantil del Distrito, para evitar que hechos como este se repitan.
La Fiscalía ha recibido la denuncia formal por parte de la familia y ya avanza en las indagaciones para establecer si hubo negligencia, omisión o incluso posible maltrato en este caso. El ICBF, por su parte, también anunció que acompañará psicológicamente a la familia y evaluará las condiciones del menor.
Este hecho no solo revela una posible falla institucional, sino que reabre el debate sobre la calidad del cuidado infantil en Colombia, especialmente en entornos vulnerables donde muchas familias no tienen otra opción que confiar en el sistema público.