jueves, junio 5, 2025

¿Crédito histórico o deuda silenciosa? Char anuncia préstamo con J.P. Morgan mientras Barranquilla lidia con obras inconclusas e inseguridad creciente

Con tono triunfal, el alcalde de Barranquilla, Alejandro Char, anunció esta semana la aprobación de un millonario crédito directo con el banco internacional J.P. Morgan, el primero en la historia del país aprobado directamente a una ciudad colombiana. El préstamo, según el mandatario, financiará obras sociales contempladas en el Plan de Desarrollo “Barranquilla a Otro Nivel 2024-2027”.

“Es una victoria que debe llenarnos de orgullo”, dijo Char al compartir la noticia en sus redes sociales. Sin embargo, para muchos barranquilleros, la noticia no es motivo de celebración, sino de preocupación.

Un préstamo que llega con más preguntas que respuestas

La administración distrital no ha precisado públicamente cuál será el monto exacto del crédito ni los términos del endeudamiento, ni mucho menos el detalle técnico de las obras que financiará. Lo que sí se conoce es que Barranquilla ya tiene una de las cargas de deuda más altas entre las capitales del país, y que muchos sectores alertan sobre un modelo de gestión sostenido por créditos, sin claridad en la ejecución y con escaso control sobre los sobrecostos.

Se está vendiendo como logro histórico lo que en realidad es un síntoma de la incapacidad de financiar la ciudad sin endeudarse más. Y lo grave es que esa deuda la terminamos pagando todos, a través de más impuestos o sacrificios en otros servicios”, afirmó un economista local que ha seguido la evolución financiera del Distrito.

Obras prioritarias olvidadas y monumentos al espectáculo

Paradójicamente, mientras se anuncia esta nueva “inyección de recursos”, la ciudad convive con calles reventadas en el norte, obras inconclusas, intervenciones mal planeadas y un primer Malecón totalmente deteriorado, que —a pesar de ser la cara turística de Barranquilla— permanece olvidado por la administración actual, a diferencia del nuevo tramo lleno de monumentos, luces y adornos, pero carente de mantenimiento sostenible.

“Tenemos una ciudad con un maquillaje costoso y muchas promesas incumplidas. El primer Malecón se está cayendo a pedazos, y mientras tanto, seguimos financiando el show”, expresó una líder barrial del suroccidente.

Inseguridad: la otra cara del “desarrollo”

La controversia por el crédito coincide con un preocupante informe del Sistema Civil de Alertas Tempranas (SCAT), que señala que Barranquilla y su área metropolitana cerraron el mes de mayo con 71 homicidios, de los cuales 36 ocurrieron en la capital. El informe, además, destaca un aumento del sicariato, las extorsiones y la violencia de género, a pesar de que la administración local y algunos sectores oficiales insisten en una supuesta reducción del crimen.

De hecho, cuando el alcalde tomó posesión en enero, recurrió a la tasa de seguridad departamental para financiar operativos, una medida que desató críticas al ser vista como un parche financiero más en medio de la crisis de seguridad que vive la región.

¿Qué impuestos vendrán con esta nueva deuda?

La principal inquietud ciudadana gira en torno al impacto fiscal que tendrá este nuevo crédito. Con la ciudad cada vez más endeudada y con el crecimiento de la informalidad, la presión tributaria recae sobre los mismos sectores de siempre. “Ya hemos pagado con valorizaciones, con impuestos de industria y comercio, con tasas de seguridad, ¿ahora qué nos van a clavar?”, se preguntó un comerciante del centro de la ciudad.

Sin transparencia ni control ciudadano

Expertos en gobernanza denuncian que el modelo de gestión actual adolece de falta de rendición de cuentas clara, escasa vigilancia independiente sobre los contratos, y una débil participación ciudadana real. “Los préstamos no son malos en sí mismos, lo cuestionable es que se vendan como salvación mientras los indicadores sociales y de seguridad se desploman”, advirtió una docente universitaria experta en políticas públicas.

Mientras se celebra el respaldo de J.P. Morgan en los despachos del Distrito, los barrios claman por pavimentación básica, presencia institucional y justicia.

¿Barranquilla a otro nivel o a otro precipicio financiero?

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