Este sábado, la música tropical perdió una de sus voces más emblemáticas. Nelson González, el maestro detrás de la legendaria orquesta Nelson y sus Estrellas, falleció en Bogotá a los 78 años, dejando una huella imborrable en la historia de la salsa en América Latina.

Su partida ocurrió a las 3 de la tarde, producto de un paro cardiorrespiratorio. Su salud venía deteriorándose desde que contrajo una neumonía, la cual se complicó al contraer una bacteria durante su hospitalización, según informó su mánager y familiar, Paola Andrea González.
Nacido en Venezuela pero adoptado por Colombia como uno de los suyos, Nelson no solo dirigió una orquesta: construyó un legado. Con un sonido tropical inconfundible, su música cruzó fronteras desde los años 70 y encendió las pistas de baile con himnos como Londres y Guaracha, Bembé y La Sirena, canciones que aún resuenan en las fiestas populares y que marcaron a varias generaciones.
Aclamado como el Emperador de la salsa, González no solo fue intérprete y director, sino también un innovador del género. Con su agrupación recorrió escenarios en América y Europa, llevando su ritmo contagioso y su estilo inconfundible a rincones donde pocos músicos tropicales habían llegado.

Colombia fue su hogar durante décadas. Fue en Cali donde se enamoró del país y donde el país se enamoró de él. Su debut en la Feria de Cali en 1969, junto a gigantes como Richie Ray y Bobby Cruz, marcó el inicio de una carrera que se consolidaría con álbumes inolvidables como Mucho Nelson, que arrasó en emisoras y tarimas.
Nelson González no solo deja una discografía rica en sabor y alegría; deja también un lugar vacío en los corazones de quienes lo vieron en tarima, lo bailaron en las calles o lo escucharon desde una vieja radio. Su estrella no se apaga: simplemente cambia de escenario.