viernes, mayo 23, 2025

¿Falló la energía o el Distrito? Mal estado de alimentos del PAE en colegio de Barranquilla genera preocupación

La Alcaldía de Barranquilla atribuyó a una “falla del fluido eléctrico” el deterioro de alimentos del Programa de Alimentación Escolar (PAE) en la Institución Educativa Distrital Antonio José de Sucre. Sin embargo, lo que para la administración fue un simple evento logístico, para padres de familia y acudientes se trata de una señal de alerta sobre posibles deficiencias estructurales en el manejo del PAE.

El incidente, que fue reportado por tutores y difundido por medios locales, encendió las alarmas luego de que se identificaran alimentos en estado de descomposición el lunes 19 de mayo. Padres exigieron acciones inmediatas por parte de los entes de control, temiendo riesgos como intoxicaciones masivas.

¿Una falla eléctrica puede justificarlo todo?

La Alcaldía explicó que la situación ocurrió por la interrupción del servicio eléctrico durante el fin de semana, lo que habría afectado la conservación de alimentos en la sede escolar. Posteriormente, se elaboró un inventario del material deteriorado, que fue remitido al operador encargado del PAE para su reposición.

No obstante, surgen preguntas inevitables: ¿por qué no existen mecanismos de contingencia ante fallas eléctricas conocidas en una ciudad con alta frecuencia de apagones? ¿Qué garantías reales tienen los estudiantes frente al estado de los alimentos? ¿Y por qué una alerta tan delicada solo se atiende tras la presión de la comunidad?

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Protocolos reactivamente, no preventivos

Según el comunicado oficial, el equipo del PAE hizo presencia en el colegio “de manera inmediata” y se aseguró la atención alimentaria de los beneficiarios. También se realizaron “pruebas organolépticas” de los alimentos por parte de personal docente y directivo, es decir, verificaciones sensoriales —vista, olor, textura— antes de ser servidos a los estudiantes.

Pero aquí radica otra inquietud: ¿es suficiente una prueba casera para descartar riesgos sanitarios? ¿Por qué no intervino la Secretaría de Salud o algún ente técnico con laboratorios y personal calificado? Tratar de mitigar un problema de salubridad pública con una inspección olfativa resulta, como mínimo, cuestionable.

¿Dónde está la supervisión estructural del PAE?

Este nuevo episodio vuelve a poner en tela de juicio la administración del PAE en Barranquilla, un programa esencial para miles de estudiantes que dependen de estas raciones como parte vital de su nutrición diaria. Si bien la reposición de los productos deteriorados es necesaria, no resuelve la raíz del problema: la falta de supervisión rigurosa, planes de emergencia funcionales y transparencia en la cadena de distribución y almacenamiento.

La ciudadanía espera no solo comunicados justificativos, sino soluciones estructurales, vigilancia permanente y responsabilidades claras. Porque si un apagón de fin de semana basta para poner en riesgo la salud de menores, entonces el verdadero corte no es de energía: es de responsabilidad institucional.

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