La noche del domingo avanzaba con su rutina habitual en el barrio Me Quejo, al suroccidente de la ciudad. Algunas luces seguían encendidas en las esquinas, el eco de una emisora se colaba entre las ventanas abiertas y el calor barranquillero se sentía más liviano que de costumbre. Pero todo cambió en cuestión de segundos.
En la carrera 23 con calle 84, un intento de robo terminó en una balacera que dejó un presunto delincuente muerto y otro herido. Según el reporte entregado por la Policía Metropolitana, dos hombres intentaban despojar a un ciudadano de sus pertenencias. Lo que no sabían era que un uniformado patrullaba la zona, rompiendo el patrón de previsibilidad con el que parecían operar.
Los sujetos, al notar la presencia del policía, no dudaron en disparar. El agente respondió con su arma de dotación, y la escena se convirtió en un cruce de fuego en plena vía pública. Dos disparos certeros frenaron la huida de los presuntos atracadores. Ambos fueron auxiliados de inmediato y trasladados a centros asistenciales. Para uno de ellos, el destino ya estaba sellado.
Yeiner Alfonso Echeverría Manotas, de apenas 21 años, falleció minutos después de ser ingresado en el Camino El Bosque. Su hermano, Jhoan René Echeverría Manotas, fue remitido al Hospital General de Barranquilla, donde permanece bajo custodia de las autoridades. La pistola utilizada en el intento de robo, una calibre 7.65 milímetros, fue incautada en el lugar.
El hecho volvió a encender las alarmas sobre la inseguridad en los barrios del suroccidente de Barranquilla, donde la combinación de juventud, falta de oportunidades y estructuras criminales ha empujado a muchos al abismo del delito.
La Policía, por su parte, reiteró su compromiso con la protección de la ciudadanía y destacó la reacción del uniformado como parte de los protocolos ante amenazas directas. La investigación continúa, mientras en Me Quejo los vecinos, aún con el susto marcado en los ojos, piden algo más que operativos: claman por oportunidades que puedan evitar que los más jóvenes terminen con una vida marcada por la violencia o, peor aún, por la muerte.