La fiebre por Shakira desbordó Barranquilla cuando la cantante se tomó una foto en un emblemático bordillo de la ciudad, que rápidamente se convirtió en un punto de peregrinaje para cientos de fanáticos que querían revivir la imagen icónica. Sin embargo, lo que comenzó como un acto de admiración hacia la estrella de la música, terminó por desbordarse en una tensa situación entre los seguidores y la propietaria de la casa.
La razón detrás de este inesperado giro: la dueña de la vivienda, cansada de la constante afluencia de visitantes, comenzó a exigir 100 mil pesos por cada foto tomada frente al bordillo. Para muchos, esta solicitud resultó absurda y fuera de lugar, pues no solo se trataba de un simple acto de fanatismo, sino también de un aprovechamiento excesivo de la situación.
Peor aún, algunos de los visitantes, al no estar dispuestos a pagar la cifra solicitada, decidieron llegar en las primeras horas de la madrugada, aprovechando el descanso de la dueña para tomarse fotos sin que ella pudiera intervenir. Esta situación, que se volvió cada vez más incontrolable, terminó por hartar a la propietaria, quien decidió derribar el famoso bordillo, poniendo fin a lo que muchos califican como «la recocha» del momento.
Con la demolición del bordillo, el lugar que se había transformado en un símbolo del fervor de los fanáticos de Shakira ha quedado reducido a escombros, dejando a los seguidores de la cantante con un simple recuerdo en redes sociales. Aunque el gesto de la dueña de la casa puede haber sido visto como una medida drástica, no cabe duda de que la saturación de turistas y la constante perturbación de su tranquilidad fue más de lo que pudo soportar.
Ahora, aquellos que querían inmortalizarse en el mismo lugar donde Shakira posó deberán conformarse con las fotos que ya circulan en internet, mientras que la «recocha» y la fiebre por el bordillo han quedado en el pasado.
