El pasado 9 de enero, un bus de turismo escoltado por al menos ocho camionetas de alta gama recorrió desde el oriente de Antioquia hasta el balneario de Tolú, en Sucre, donde más de 50 personas se tomaron las instalaciones de uno de los hoteles más exclusivos del lugar.
Lo que parecía un simple paseo familiar, con un despliegue de lujo y un fuerte esquema de seguridad, en realidad encubría una importante reunión de alto nivel entre los cabecillas del ‘Clan del Golfo’.
El grupo de personas, que sorprendió a varios visitantes por su ostentoso derroche, estaba liderado por Oliverio Isaza Gómez, alias ‘Terror’, uno de los criminales más temidos del Magdalena Medio.
Según fuentes de inteligencia, el viaje no solo buscaba evadir la atención de las autoridades, sino que también permitió a ‘Terror’ participar en la última cumbre documentada de la cúpula del ‘Clan del Golfo’, un encuentro clave con Jobanis Ávila, alias ‘Chiquito Malo’, y Elkin Casarrubia, alias ‘El Cura’, en la zona de Nueva Antioquia y Currulao, en Urabá.
El encuentro selló la alianza entre las principales facciones criminales del país, incluso mientras las autoridades investigaban el paradero de ‘Terror’, quien fue abatido semanas después por comandos especiales de la Policía en San Luis, Antioquia. Esta caída representa un golpe significativo para el ‘Clan del Golfo’, que ha experimentado un fuerte crecimiento en los últimos años.
La operación, apoyada por inteligencia internacional, pone fin a la carrera criminal de uno de los últimos capos de la era paramilitar en Colombia.
