Por David Awad V.
El trágico fallecimiento del ingeniero civil Roberto Rochel Awad, tras el accidente en la vía Caucasia – Zaragoza, ha levantado serias inquietudes sobre la atención recibida en el Hospital de Caucasia.
Este caso no solo resalta la tragedia de la pérdida de una vida valiosa, sino que también pone en el centro del debate la responsabilidad del personal médico en situaciones críticas.
Según testimonios de testigos, como el de Mile Vergara, Roberto llegó al hospital con un intenso dolor y múltiples fracturas evidentes. A pesar de su estado crítico, la atención médica fue alarmantemente deficiente. No fue hasta que personas externas comenzaron a insistir que se le realizó una radiografía, y aún así, su atención fue demorada, dejándolo desatendido y sin la debida atención. Este tipo de negligencia es inaceptable en un establecimiento de salud que debería estar preparado para gestionar emergencias.
Además, la falta de empatía y la aparente indiferencia del personal médico en momentos tan vulnerables son preocupantes. Se informó que, mientras Roberto en medio del intenso dolor, clamaba por ayuda, el personal en ningún momento mostró la prontitud necesaria para estabilizarlo. En lugar de recibir la atención urgente que requería, se le dejó en una situación precaria, incluso teniendo que depender de la ayuda de un ciudadano para vestirse adecuadamente.
La atención de emergencia en un hospital no es solo una cuestión de procedimientos, sino de humanidad. La experiencia de Roberto Rochel Awad pone de manifiesto una alarmante falta de protocolos y sensibilidad que podría haber contribuido a su trágico desenlace. Es fundamental que se realicen investigaciones exhaustivas sobre esta negligencia y se implementen medidas correctivas para garantizar que ninguna otra persona tenga que enfrentar una situación similar.
Las autoridades y la comunidad deben exigir respuestas. La salud y la vida de los pacientes deben ser la prioridad en cualquier institución médica.
La historia de Roberto no debe ser solo una anécdota triste; debe ser un llamado a la acción para mejorar los estándares de atención en el Hospital de Caucasia. La vida de cada paciente merece ser valorada y cuidada con la urgencia y respeto que corresponde.
Desde Pasa La Voz extendemos nuestras condolencias a su esposa e hijos, como también a sus hermanos, Mario, Solangel, Luis Enrique y Henry, nuestros familiares (primos hermanos), con quienes pedimos a las autoridasdes se haga una exhaustiva investigación sobre lo ocurrido para que no se replique este tipo de negligencias que terminan en pérdida de vidas con más pacientes.