Después de décadas de espera, el anhelo de cientos de campesinos del Caribe colombiano se hizo realidad.
En el municipio de Pijiño del Carmen, la Agencia Nacional de Tierras (ANT) entregó más de 1.200 hectáreas a cuatro asociaciones campesinas integradas por más de 200 familias víctimas del conflicto armado, quienes desde ahora cuentan con un lugar propio para producir, vivir y construir un futuro con dignidad.
Las tierras adjudicadas, aptas para el cultivo de pancoger y el desarrollo ganadero, representan mucho más que una extensión de terreno: son el punto de partida para consolidar proyectos productivos, garantizar la seguridad alimentaria y fortalecer la economía campesina en una de las regiones con mayor vocación agrícola del país.
“Hoy acompañamos a familias campesinas que por años soñaron con tener su propio pedazo de tierra. Ahora podrán sembrar con orgullo y esperanza en predios que les pertenecen. Con esto confirmamos que la Reforma Agraria avanza y transforma vidas en el Caribe colombiano”, expresó Damián Marañón, coordinador territorial Caribe de la ANT.
Avanza la Reforma Agraria en el Magdalena
Esta entrega se enmarca en los esfuerzos del Gobierno del Cambio por cerrar las brechas de desigualdad y avanzar en la Reforma Agraria con justicia social, equidad y soberanía alimentaria.
Solo en el departamento del Magdalena, la ANT ha adjudicado en lo corrido del actual gobierno más de 20.000 hectáreas, beneficiando a más de 1.400 familias campesinas, lo que refleja un compromiso sostenido con el desarrollo rural integral y la garantía de los derechos sobre la tierra.
“Tener tierra propia significa vida, significa futuro; es una herencia que nos ha regalado el presidente Petro. Ahora podré sembrar maíz, yuca, patilla y melón para sacar adelante a mi familia”, relató emocionada Acenth Arrieta, campesina de la Asociación Semilla de Mostaza, una de las beneficiarias de la adjudicación en Pijiño del Carmen.
Tierra, justicia y dignidad para el campo
Con estas entregas, el Gobierno Nacional reafirma que la Reforma Agraria no es solo una política, sino una transformación real que pone la tierra en manos de quienes la trabajan, impulsando la productividad, el arraigo campesino y la construcción de paz en los territorios rurales.
El Estado avanza en su compromiso de garantizar el acceso equitativo a la tierra como base de la justicia social, el fortalecimiento de la economía campesina y el desarrollo del campo colombiano.
El Gobierno Nacional cumple.