Los cálculos renales —también conocidos como piedras en los riñones— son masas sólidas formadas por minerales y sales que se concentran en la orina. Su tamaño puede variar desde un grano de arena hasta lo suficiente para bloquear el flujo urinario, causando dolor intenso.
Causas principales
- Deshidratación: poca agua → orina más concentrada → mayor formación de cristales.
- Exceso de sustancias: como calcio, oxalato o ácido úrico.
- Dieta inadecuada: alto consumo de sal o proteínas animales.
- Factores genéticos: antecedentes familiares de cálculos.
- Enfermedades asociadas: gota, hiperparatiroidismo o infecciones urinarias repetidas.

Síntomas más comunes
- Dolor agudo en la espalda baja o en un costado, que puede irradiarse hacia la ingle.
- Presencia de sangre en la orina (color rosado o rojizo).
- Micción frecuente o dolorosa.
- Náuseas o vómitos.
- Fiebre o escalofríos, si hay infección asociada.
Prevención
- Beber 2 a 3 litros de agua al día.
- Reducir la sal y las proteínas animales.
- Limitar alimentos ricos en oxalato (espinaca, remolacha, chocolate, nueces) si existe predisposición.
- Mantener un peso saludable y realizar actividad física.
Tratamiento
- Cálculos pequeños: pueden eliminarse de forma natural con buena hidratación y analgésicos.
- Cálculos grandes o que obstruyen la vía urinaria: pueden requerir litotricia (romper la piedra con ondas de choque) o cirugía.
- Es fundamental tratar la causa para evitar que vuelvan a formarse.
Recuerda: mantenerte hidratado y cuidar tu alimentación son las mejores medidas para proteger tus riñones y prevenir los cálculos renales.