Diversos sectores de la sociedad civil de Barranquilla le pidieron al Alto Comisionado para la Paz, Otty Patiño, que la búsqueda de la paz en el Caribe tenga un enfoque territorial y atienda las causas históricas de la violencia que afectan a la región.
Durante una mesa de trabajo que reunió a universidades, gremios, ONG, medios de comunicación y representantes de la Iglesia, los participantes coincidieron en que la inseguridad, la extorsión y el miedo cotidiano no pueden seguir tratándose como un asunto aislado.
“La violencia en Barranquilla es un problema de ciudad y de departamento, y requiere un esfuerzo conjunto”, afirmó Orlando Jiménez, presidente de la Unión de Comerciantes (Undeco).
Un modelo propio para el Caribe
Jiménez sostuvo que las soluciones deben partir de la realidad local:
“No podemos aplicar un modelo sastre para todos igual. La realidad de Barranquilla es distinta, y las respuestas deben ajustarse a nuestro territorio”.
El dirigente gremial pidió al Gobierno Nacional considerar los factores culturales, históricos y sociales que han alimentado la violencia durante décadas.
“Esto no empezó hace seis años ni hace diez. Son más de 40 años de una problemática que tiene raíces profundas en nuestra historia y nuestra idiosincrasia”, subrayó.
Más que pie de fuerza: soluciones de fondo
Aunque reconoció la importancia de medidas inmediatas como mayor presencia policial y tecnología de seguridad, Jiménez insistió en que la erradicación real del problema tomará tiempo y debe involucrar a todas las fuerzas vivas del Atlántico.
Un proceso de largo aliento
Por su parte, el Alto Comisionado Otty Patiño explicó que su visita responde a la necesidad de construir bases sólidas y duraderas para la paz en la región.
“No buscamos resultados rápidos, sino dejar cimientos fuertes que trasciendan este gobierno”, manifestó.
El funcionario se reunió previamente con el Gobernador Eduardo Verano y tiene previsto un encuentro con el Alcalde de Barranquilla. En las próximas semanas continuará el diálogo con juntas de acción comunal y organizaciones sociales para “escuchar directamente a las comunidades en sus propios territorios”.
El mensaje de fondo, coincidieron los asistentes, es claro: la paz territorial debe construirse desde el Caribe, con la gente del Caribe.