Como si fuera una escena de Rápidos y Furiosos o La Casa de Papel, cerca de 30 ladrones enmascarados irrumpieron en una joyería en la bahía de San Francisco y saquearon el lugar en cuestión de minutos. El botín: joyas por un valor estimado de un millón de dólares.
Armados con picos, mazos y pistolas, los delincuentes rompieron las vitrinas a golpes mientras una cámara de seguridad registraba el caos. Entraron en manada, con los rostros cubiertos, y salieron cargados… o al menos, intentaron salir.
El sistema de seguridad activó el cierre automático de puertas y los dejó atrapados por unos segundos. ¿La solución? Usaron las armas de fuego para romper el vidrio y escapar a la carrera.
Los delincuentes huyeron en varios vehículos parqueados frente al local, pero la Policía, con ayuda de GPS y un helicóptero, logró rastrear algunos de los autos y capturar a varios sospechosos.
El local, aunque golpeado por el robo, anunció que reabrirá el sábado. Mientras tanto, la investigación continúa para dar con el resto de la banda.