jueves, septiembre 18, 2025

Petro le pone fin a la erradicación forzada y lanza dura crítica a Estados Unidos y a Trump

En una alocución presidencial cargada de datos, cifras y frases incendiarias, el presidente Gustavo Petro oficializó el fin de la erradicación forzada de cultivos ilícitos en Colombia, a pesar de la reciente descertificación de Estados Unidos en la lucha antidrogas.

«No volveré a hacer la erradicación forzada, porque mata a policías en Colombia«, sentenció el jefe de Estado, quien respaldó su decisión con una dura cifra: entre 2011 y 2022, según dijo, 120 uniformados perdieron la vida y entre 300 y 400 resultaron heridos mientras cumplían labores de erradicación.

La declaración no solo representa un giro definitivo en la política antidrogas nacional, sino también una respuesta frontal a las críticas del gobierno estadounidense, particularmente al expresidente Donald Trump, a quien Petro no dudó en confrontar directamente.

«A mí no me amenace, aquí lo espero si quiere«, dijo el mandatario colombiano, en un tono desafiante. Añadió que está dispuesto a sentarse a dialogar “de tú a tú” con cifras reales. “Su política fracasó y lo han engañado”, afirmó, refiriéndose a los resultados de la estrategia antidrogas implementada en administraciones anteriores.

Erradicación voluntaria y cifras en disputa

Durante su intervención, Petro defendió la política de erradicación voluntaria como la línea oficial de su gobierno y aseguró que el crecimiento de los cultivos ilícitos en 2024 fue del 3%, una cifra muy inferior a la que se registró en 2021 durante el gobierno de Iván Duque, cuando, según indicó, los cultivos aumentaron hasta un 43%.

El presidente también se refirió al atentado en el que murieron 13 policías en Amalfi, Antioquia, mientras participaban en una operación de erradicación forzada. «Les creí la tesis de que esa era la clave para atacar el narcotráfico», dijo Petro, lamentando que la tragedia fuera el resultado de una estrategia que hoy considera fallida.

Tensión con Washington

La alocución presidencial se produce pocos días después de que Estados Unidos descertificara a Colombia por no cumplir sus objetivos en la lucha contra el narcotráfico, una medida con repercusiones diplomáticas y económicas. Sin embargo, lejos de ceder a la presión, Petro optó por un discurso desafiante, dejando claro que no aceptará “invasiones” ni condicionamientos externos.

«Aquí no se trata de obedecer por miedo, sino de actuar con inteligencia y dignidad«, enfatizó el mandatario, reiterando su disposición al diálogo, pero sin aceptar imposiciones.

Un cambio de rumbo

La decisión de Petro marca un punto de inflexión en la política antidrogas del país. La erradicación forzada, que durante décadas ha sido el eje de la cooperación entre Colombia y Estados Unidos, especialmente en el marco del Plan Colombia y sus posteriores acuerdos, parece quedar atrás.

El debate ahora se centra en si la erradicación voluntaria, sumada a una política de sustitución de cultivos y desarrollo rural, logrará los resultados que el país necesita sin seguir cobrando vidas.

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