Las puyas internas en el Gobierno de Gustavo Petro alcanzaron un nuevo nivel cuando decidió calificar a su exministro Luis Carlos Reyes como un «gatopardista», aquel que cambia todo para que todo siga igual. Todo esto sucedió después de que Reyes insinuara una precandidatura presidencial, reavivando viejas diferencias.
La chispa nació en redes sociales, donde Reyes compartió que la exportación de carbón a Israel no se frenó pese a la orden presidencial de suspenderla. “La orden la dio Petro en Consejo de Ministros y el gatopardo la volvió inocua en la Dian”, lanzó el jefe de Estado, refiriéndose a su exfuncionario.
Petro incluso subió el tono: agregó que la autorización verbal para detener el carbón quedó en nada, y atacó: “Una barbaridad ética verdadera. Hacer trampa para que continúe el genocidio… espero que haya cumplido la orden de no dejar entrar al (papá) ‘Pitufo’ a la Dian, estoy investigando”.
Reyes, sin quedarse callado, devolvió la andanada calificando la acusación de “desproporcionada” y alertando que lo vinculaba con un asunto internacional de violencia—además de poner en riesgo su seguridad y la de su familia. El exministro anunció que llevará el tema ante la Fiscalía por injuria y calumnia, asegurando que no se quedará de brazos cruzados.
En otras palabras: un rifirrafe doméstico digno de escenario político colombiano, donde la retórica afilada se convierte en pólvora para futuros rounds judiciales.