
Como una bomba que estalló en pleno corazón de la Costa Atlántica fue recibido el fallo del Juzgado 1 Penal del Circuito de Barranquilla, que declaró sin validez la detención carcelaria de Digno Palomino, señalado por las autoridades como uno de los líderes de la temida organización criminal ‘Los Pepes’.
La decisión, tomada por la jueza Sheila Ortega, ha generado una oleada de indignación, temor y desconcierto. Palomino estaba siendo procesado por su presunta responsabilidad en al menos 17 homicidios, entre ellos varios casos que estremecieron a la ciudad por su violencia y brutalidad.
Sin embargo, según el fallo, “no existen pruebas suficientes” para mantenerlo tras las rejas. La togada acogió los argumentos del abogado Cristián Morelli, defensor de Palomino, quien alegó que la Fiscalía no logró sustentar adecuadamente la medida de aseguramiento.
“No se ha demostrado de manera fehaciente su vinculación directa a los hechos que se le atribuyen”, afirmó Morelli al salir del juzgado, rodeado de medios y escoltado por agentes de seguridad.
El fallo ha encendido las alarmas en Barranquilla, donde se teme que esta decisión pueda desatar una nueva ola de violencia o reconfigurar las disputas del crimen organizado en la región. Líderes sociales y ciudadanos expresaron su temor a través de redes sociales, recordando el historial de Palomino y su rol clave en el entramado criminal del Caribe.
Aunque no se ha ordenado su liberación inmediata —pues aún enfrenta otros procesos en curso—, esta decisión representa un duro golpe para la Fiscalía y las víctimas, que ven con frustración cómo uno de los jefes criminales más notorios de los últimos años podría quedar en libertad.
“¿Dónde está la justicia para los muertos? ¿Quién responde por las familias que siguen esperando justicia?”, escribió un usuario en X (antes Twitter), reflejando el sentir de muchos barranquilleros.
El caso sigue en desarrollo, pero una cosa está clara: Digno Palomino vuelve al centro de la controversia, no por sus crímenes, sino por las grietas del sistema judicial que parecen jugarle a favor.