Con $30.000 millones en créditos asociativos para 232 agricultores, el sur del Atlántico fortalece su economía rural y proyecta sus cosechas al mercado nacional e internacional.
El sur del Atlántico avanza con paso firme en la consolidación de un modelo de agronegocios que ya suma 2.062 hectáreas intervenidas en cultivos de palma de aceite, plátano y limón Tahití, beneficiando a 232 agricultores organizados en 14 asociaciones. Con este esfuerzo, la Gobernación del Atlántico proyecta la producción local hacia el mercado nacional e internacional, fortaleciendo la economía rural y generando ingresos sostenibles para las familias campesinas.
El encuentro Agronegocios Sur del Atlántico, que se desarrolló este fin de semana en Repelón, reunió a productores, asociaciones agrícolas y aliados estratégicos en un recorrido por fincas productoras que hoy registran cosechas de 290 toneladas mensuales de palma de aceite y 65 toneladas mensuales de limón Tahití, valoradas en cerca de $400 millones al mes.


“El futuro del Atlántico lo tenemos que construir sobre la base de la agroindustria, con productos como la palma africana, el plátano y el limón Tahití, que representan un desarrollo agrícola ordenado y con visión de exportación”, afirmó el gobernador Eduardo Verano.

La secretaria de Desarrollo Económico, Marisabella Romero, aseguró que el objetivo es expandir estos beneficios a más municipios del departamento. “Queremos que campesinos de Campo de la Cruz, Santa Lucía, Manatí y todo el Atlántico accedan a esta alianza público-privada que convierte a nuestros productores en verdaderos empresarios del campo”, indicó.
Por su parte, el vicepresidente de Oleoflores, Carlos Murgas, destacó el impacto de la asociatividad y la tecnificación del riego en la productividad. “Aquí trabajamos familias completas, manejando bien los créditos, cosechando y pensando en industrialización. Antes de que termine este cuatrienio tendremos el ‘packing house’ de limón en el sur del Atlántico para exportar jugo y fruta fresca”, señaló.
Los testimonios de los agricultores reflejan el cambio en la región. Fulton Parra, cultivador de palma africana en Repelón, manifestó que este proyecto le permitió transformarse en pequeño empresario: “Con la producción mensual ya puedo sostener mis cultivos y generar empleo para seis trabajadores. La gobernación nos dio el impulso inicial con agua, luz y asistencia técnica, y hoy nuestros predios han multiplicado su valor”, resaltó.
Con créditos asociativos por más de $30.000 millones gestionados con el Banco Agrario, el proyecto de agronegocios se consolida como un modelo de desarrollo económico y social, basado en la unión de lo público y lo privado y en el potencial agrícola del Atlántico.