En una operación silenciosa pero contundente, las autoridades colombianas capturaron en Buenaventura a Luis Henry Valencia Riascos, un hombre de 59 años que no solo es conocido en el puerto por su experiencia náutica, sino que también era requerido por la justicia de El Salvador a través de una circular roja de Interpol por el delito de tráfico internacional de estupefacientes.
Valencia, quien habría hecho del mar su ruta para el crimen, es señalado de ser uno de los principales operadores de lanchas tipo Go Fast —embarcaciones rápidas de doble motor— que partían desde el Pacífico colombiano hacia Centroamérica. Su especialidad: sacar toneladas de droga con destino a México y Estados Unidos.

Según la Policía Nacional, las narcolanchas bajo su coordinación solían navegar cargadas con cocaína en rutas clandestinas hasta las costas entre El Salvador y Guatemala. Allí, supuestamente, intercambiaban la mercancía con otras embarcaciones que continuaban la travesía hacia el norte del continente.
En uno de esos viajes, al notar la presencia de un avión de vigilancia, los tripulantes habrían intentado huir, desembarcando en El Zapote, una zona remota a unos 110 kilómetros de San Salvador y cercana a la frontera guatemalteca.
Las autoridades creen que Valencia Riascos coordinaba la salida mensual de más de tres toneladas de droga desde Colombia. Una cifra que lo pone en la mira no solo de las fuerzas del orden en El Salvador, sino también de agencias internacionales antidrogas.
El capturado fue dejado a disposición de la Fiscalía General de la Nación mientras se gestionan los trámites diplomáticos para formalizar su extradición. El plazo legal para ejecutar la orden es de cinco días hábiles.
La captura de Valencia Riascos representa un golpe más a las redes de narcotráfico que operan desde el litoral Pacífico, donde las rutas marítimas siguen siendo un canal estratégico del crimen transnacional.