La escena fue devastadora. En el interior de un local comercial del barrio Alto Prado, en el norte de Barranquilla, la mañana del sábado fue hallado el cuerpo sin vida de Manuel Alfonso Gil Miranda, un vigilante de 57 años que llevaba dos décadas trabajando para la misma empresa.
El hallazgo estremeció a familiares y compañeros de trabajo, quienes aún no encuentran explicación a la brutalidad del crimen. Según relató su hermana Elizabeth Erazo Miranda, el cuerpo presentaba señales de tortura y golpes con objetos contundentes.
“Primero dijeron que se había quitado la vida, después que lo amarraron, lo torturaron y lo golpearon con varillas y tubos. Mi hermano no merecía morir de esa manera”, expresó entre lágrimas al salir de Medicina Legal.
Elizabeth contó que Manuel trabajaba de noche vigilando el local, además de encargarse de la limpieza y el mantenimiento. Fue encontrado muerto cuando los demás empleados llegaron al sitio.
La noticia le llegó de manera confusa, primero como un rumor, hasta confirmarse que se trataba de un asesinato. La familia asegura desconocer amenazas o problemas que pudieran explicar el crimen.
“Era una persona alegre, muy querida por todos. Pedimos a las autoridades que investiguen y hagan justicia”, exigió la hermana del vigilante, quien deja dos hijos.
Manuel, hijo de padres palanqueros y mayor de cinco hermanos, trabajó durante 20 años en el lugar donde encontró la muerte. Su familia espera respuestas que esclarezcan el caso y castiguen a los responsables.
