La extorsión y la violencia contra el comercio formal e informal en el Atlántico se han convertido en un flagelo que mantiene en zozobra a tenderos, empresarios y a la ciudadanía en general.

Según Orlando Jiménez, presidente de la Unión de Comerciantes (Undeco), la situación “se salió de control” con modalidades cada vez más violentas. “Ya no se trata solo de llamadas o panfletos, hoy los delincuentes disparan contra los establecimientos y en algunos casos contra los mismos comerciantes. Tenemos más de 30 negocios atacados a bala en los últimos meses y 16 comerciantes muertos en los últimos años”, afirmó Jiménez.
Barrios de Soledad, el suroriente de Barranquilla y Malambo concentran los casos más críticos, donde varios tenderos han sido asesinados o se han visto obligados a vender o cerrar sus negocios.
Pese a los esfuerzos de las autoridades con el Gaula de Policía y el Ejército, las denuncias aumentan y la presión criminal no cede. Undeco advierte, además, que menores de edad reclutados por bandas delincuenciales son usados como autores materiales de ataques y extorsiones, aprovechando su inimputabilidad legal.
Jiménez hizo un llamado urgente al Gobierno Nacional para implementar una estrategia integral que incluya más presencia estatal, justicia efectiva y apoyo económico, con el fin de frenar un fenómeno que amenaza con desangrar la economía del Atlántico.