Los espolones construidos en Salgar y Sabanilla, Atlántico, con recursos públicos, se han convertido en motivo de indignación ciudadana. Pese a la millonaria inversión, las obras no han resuelto la erosión costera y son señaladas como un “desperdicio al mar”.
Líderes comunitarios aseguran que estas estructuras no representan una solución hidráulica adecuada y cuestionan a las administraciones nacional y departamental por seguir destinando dinero a proyectos mal diseñados. “Obras mal ejecutadas también son corrupción”, afirman.


La comunidad insiste en que se cumpla la sentencia que obliga al Gobierno a reconstruir la Isla Verde, barrera natural que en el pasado protegía la línea costera y que podría ser la verdadera alternativa para frenar la erosión.