En Montería, un barrio entero quedó estremecido por una escena que parecía sacada de una película: el llanto desesperado de una recién nacida emergiendo desde una bolsa de basura. Lo que pudo ser el inicio de una tragedia, terminó convertido en un acto de esperanza gracias a la valentía de un joven vecino.
Joel Agamez Lozano caminaba junto a su padre por el barrio El Edén cuando algo lo detuvo en seco. El sonido era débil, pero suficiente para helarle la sangre: un llanto provenía de una bolsa negra tirada en un punto de acopio de basura. Sin pensarlo dos veces, se acercó, la abrió y descubrió a una bebé cubierta de tierra y al borde del colapso por el calor.
“Me quedé paralizado. Tengo una hija pequeña y lo único que pensé fue que esa niña también merecía vivir”, relató Joel, aún conmovido por lo que vivió.
Con ayuda de los vecinos, llamó a la Policía y en minutos llegaron los patrulleros Luis Padilla Berrocal y Edwin Enrique Sierra. Ellos comprobaron que la recién nacida seguía con vida y coordinaron de inmediato su traslado al hospital San Jerónimo. Allí, los médicos lograron estabilizarla y confirmaron que su estado es favorable.
El hecho, que ya recorre las redes sociales, no solo dejó un héroe en el barrio, sino también muchas preguntas. ¿Quién abandonó a la bebé? ¿Qué circunstancias llevaron a dejarla a merced de la muerte? Al día siguiente, una mujer se presentó afirmando ser la madre, situación que ahora investigan las autoridades y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, entidad que asumió la protección de la menor.
Mientras la justicia define responsabilidades, la comunidad de El Edén se aferra a una certeza: si no hubiera sido por el oído atento de Joel y la reacción inmediata de la Policía, hoy Montería estaría contando una historia muy distinta.
En medio de la indignación, también queda un recordatorio: la solidaridad y la valentía de una sola persona pueden cambiar el destino de una vida entera.