La avenida del Ferrocarril guarda el eco de una tragedia que ha calado hondo en los corazones del barrio Villa Betel. Allí, donde Yerson Blanco fue arrollado mientras hacía un simple favor, la comunidad se volcó este domingo para despedirlo entre lágrimas, flores y un clamor que se repite como un mantra: “Queremos justicia”.
La muerte de Yerson no solo dejó un vacío en su familia, sino una herida abierta en un barrio que lo vio crecer, que compartió con él y que ahora, con impotencia, intenta comprender cómo su vida fue arrebatada en segundos. El conductor del vehículo que lo atropelló —según testigos, en evidente estado de embriaguez— fue dejado en libertad, desatando una ola de indignación que no cesa.
“¿Cómo puede alguien matar y dormir tranquilo en su casa?”, gritaba su madre entre sollozos, abrazando el féretro que avanzaba lento entre la multitud. Dos niñas pequeñas, ahora huérfanas de padre, acompañaron el cortejo sin entender del todo que su héroe ya no volverá.
Vecinos y amigos levantaron pancartas, elevaron oraciones y exigieron a las autoridades que el caso no quede en el olvido. “Hoy fue Yerson, mañana puede ser cualquiera de nuestros hijos”, decía un hombre entre la multitud.
La familia pide una revisión del caso, acciones contundentes y castigo ejemplar. Porque la vida de Yerson —dicen— no puede valer menos que una copa de más.
Video Junior Beltrán R.