Formalizado ya como preso, continuaré la lucha contra la naciente mordaza neo-comunista. pic.twitter.com/h4hlgSP158
— Álvaro Uribe Vélez (@AlvaroUribeVel) August 6, 2025
El expresidente Álvaro Uribe Vélez, sí, el mismo que durante años hablaba del castrochavismo como si fuera el coco debajo de la cama, se presentó este miércoles ante un juez en Rionegro para oficializar lo que él llama su “encarcelamiento”. Aunque, ojo, no se imagine barrotes ni celdas frías: hablamos de su finca campestre, con vista a las montañas y café recién molido.
Con gesto serio y fondo de biblioteca, Uribe grabó un video para anunciar que ya tiene su identificación de preso, ese papelito que, según él, lo convierte en un mártir moderno de la “mordaza neo-comunista” que —dice— amenaza con devorar al país en 2026. ¿La prueba? Un documento que mostró a cámara, porque si no se graba, no cuenta.
El exmandatario, condenado en primera instancia a 12 años de prisión domiciliaria por fraude procesal y soborno en actuación penal, se aferra al discurso de persecución política. Dice que ahora sí va a “aumentar la lucha” para salvar a Colombia, como si estar en su casa le impidiera hacer lo que siempre ha hecho: mover fichas, dar discursos encendidos y postear en X.
La jueza Sandra Heredia, del Juzgado 44 Penal del Circuito de Bogotá, fue quien firmó la sentencia que lo declaró culpable de intentar torcer testigos en un caso que huele, desde hace años, a paramilitarismo y silencios bien pagados.
Pero tranquilo, lector. Uribe no está solo. Su defensa ya apeló y el caso va rumbo al Tribunal Superior de Bogotá. Mientras tanto, él seguirá “preso”… pero con aire puro, cafecito en mano y rodeado de naturaleza. Todo un castigo ejemplar.
Porque en Colombia, hasta el castigo tiene clase.
