La lluvia no dio tregua. Durante varias horas del día anterior, un fuerte aguacero se convirtió en protagonista de una serie de emergencias que afectaron a Barranquilla, Galapa y Sabanagrande, dejando a su paso caos, daños materiales y la alerta encendida en las autoridades.
En Barranquilla, la furia de los arroyos volvió a mostrarse sin piedad: dos vehículos fueron arrastrados por la corriente en diferentes sectores de la ciudad. A pesar del susto, no se reportaron personas desaparecidas, según confirmaron los organismos de socorro del Atlántico.
Mientras tanto, en Galapa y Sabanagrande, el aguacero alcanzó los techos… literalmente. En ambos municipios, instituciones educativas sufrieron el desprendimiento parcial de sus cubiertas, afectando estructuras escolares sin causar lesiones entre estudiantes o personal. El mayor Néstor Armando Rodríguez, director de la Defensa Civil del Atlántico, destacó que, aunque el balance es preocupante, no se registraron víctimas.
En Galapa, la situación se agravó con el desbordamiento de un arroyo y la caída de varios árboles, lo que generó bloqueos viales y el despliegue de equipos de emergencia.
La Defensa Civil ya inició labores de censo en las zonas afectadas, con el objetivo de establecer el número de familias damnificadas y coordinar las ayudas pertinentes.
El mayor Rodríguez hizo un llamado a la ciudadanía para reforzar medidas de prevención, recordando que el IDEAM ha emitido alertas de nuevas lluvias en los próximos días. «La naturaleza nos está advirtiendo, es momento de estar preparados», señaló.