jueves, agosto 7, 2025

¿Inglés? ¡No, gracias! Petro quiere diplomáticos sin “Hello” ni “Goodbye”

Parece que en Colombia ya no será necesario decir “Good morning” para representar al país en Londres, ni entender qué significa “UN General Assembly” para sentarse en Nueva York. El presidente Gustavo Petro ha desatado una nueva tormenta (de esas que le encantan), al proponer que el inglés deje de ser obligatorio en la educación y la diplomacia colombiana.

Durante una de sus ya habituales intervenciones de libre inspiración, el jefe de Estado exclamó con desdén:

“¡Por Dios! La Constitución ordena una lengua oficial, es el español.”
Y como quien no quiere la cosa, echó por tierra décadas de esfuerzos educativos y diplomáticos. ¿El inglés? Bien, gracias… pero no obligatorio.

En sintonía, la Cancillería publicó un borrador de resolución que propone eliminar el dominio de idiomas extranjeros como requisito para ser embajador extraordinario y plenipotenciario (sí, el que representa al país frente a otras naciones… en otros idiomas). Lo importante, al parecer, es la «visión estratégica», no tanto el “language skills”.

La excusa oficial: inclusión y equidad. Porque según el Gobierno, hablar inglés es una barrera injusta que margina a ciertos sectores del país. Mejor diplomáticos que hablen lenguas indígenas, afrocolombianas, o francés, alemán, mandarín… en algún universo paralelo donde esos sean los idiomas oficiales en Naciones Unidas o la Unión Europea.

“La diplomacia no necesita idiomas”

Así de simple. Según el borrador, el manejo de idiomas no es esencial para representar a Colombia en el exterior. Lo esencial es la voluntad, las ganas, y —por qué no— la bendición presidencial. Todo esto en nombre de una diplomacia más inclusiva, aunque no necesariamente más preparada.

Pero no todos aplauden

El rechazo no tardó en llegar. Desde Asodiplo, la asociación que representa a los diplomáticos de carrera, su presidente Julián Silva fue tajante:

“Debe hacerse con personal idóneo, especializado y con experiencia.”
En otras palabras, no basta con buena fe y una guayabera bien planchada para representar al país ante el mundo.

En el Congreso también hubo críticas. Carolina Giraldo, de Alianza Verde, se mostró escéptica:

“Quitar requisitos no es democratizar la diplomacia, es convertirla en un club de favores políticos.”
Y María Fernanda Cabal, del Centro Democrático, simplemente hizo lo que mejor sabe hacer: acusar al Gobierno de destruir las instituciones.

¿Y ahora qué?

El polémico borrador estará disponible para consulta pública en el SUCOP hasta el 9 de agosto. Si se aprueba, Colombia podría entrar al club de países donde los embajadores necesitan más suerte que inglés.

Mientras tanto, en las embajadas del mundo, más de un intérprete ya debe estar afilando su inglés… porque al parecer, los que lo hablarán menos serán los propios diplomáticos colombianos.

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