La capital del Atlántico vivió una jornada oscura y sangrienta. Entre las 11:51 a. m. del lunes 4 y las 7:30 a. m. del martes 5 de agosto, diez personas perdieron la vida en distintos hechos violentos registrados en barrios populares y sectores estratégicos de la ciudad. La mayoría de estos homicidios fueron ejecutados por sicarios motorizados, dejando a la ciudadanía sumida en el miedo y la incertidumbre.
La racha comenzó poco antes del mediodía del lunes, cuando Derson David Pérez Carrillo, de 23 años, fue asesinado a balazos por sicarios que lo abordaron en la calle 118 con carrera 12, barrio El Pueblo. El joven fue sorprendido sin posibilidad de defensa, en plena vía pública.
Horas más tarde, a las 4:20 de la tarde, el barrio El Bosque fue escenario de un hecho aún más dramático. Un sicario que, al parecer, pretendía atentar contra un joven conocido como ‘Pan Viejo’, terminó asesinando a su padre, quien intentó intervenir al percatarse de la amenaza. Jhonny De la Hoz Aguirre, de 66 años, fue trasladado al Camino El Bosque, pero falleció minutos después. En medio del caos, la comunidad atrapó al sicario, Juan José Vera Mejía, alias ‘El Mono’, y lo linchó con piedras y palos hasta causarle la muerte. Su cuerpo quedó tendido en plena calle 65C con carrera 9L.
El tercer hecho ocurrió a las 6:00 de la tarde en el sector de Villa Sevilla, cerca del puente de la Murillo con Circunvalar. Allí, dos personas fueron baleadas por sicarios en moto. Las víctimas fueron Margarita María Fernández De la Cruz, de 24 años, quien murió en el lugar, y Piter Alexander Cantillo Muñoz, de 48 años, quien falleció posteriormente en la Clínica Los Almendros, en Soledad. Según la Policía, este doble crimen estaría ligado a disputas por el tráfico de estupefacientes.
Apenas una hora después, el barrio Los Girasoles sumó un nuevo nombre a la lista de víctimas. Daniel Rafael Montes Ramírez, de 53 años, fue asesinado por sicarios en la Circunvalar con carrera 14 sur. Esta vez, la respuesta de las autoridades fue inmediata: uno de los asesinos, David Josué Jordán Ramírez, alias ‘El Roncón’, fue abatido por la Policía; mientras que su cómplice, Kevin Aníbal Silva Acuña, de 20 años, fue capturado. En represalia, los vecinos incendiaron la motocicleta usada en el crimen. ‘El Roncón’ tenía antecedentes por homicidio en la Ciudadela 20 de Julio.
El reloj marcaba las 10:00 p. m. cuando se reportó el sexto asesinato del día. Esta vez en el barrio La Ciudadela, donde Víctor Alfonso Martínez Hernández, de 37 años, trabajador del motel Taberna Madrigal, fue baleado por un sicario en moto. El ataque ocurrió en la terraza del establecimiento y lo dejó sin vida tras recibir cinco impactos. Las autoridades investigan si el crimen está relacionado con deudas que mantenía con cobradiarios.
Ya en la madrugada del martes 5 de agosto, otras dos muertes violentas estremecieron la ciudad. La primera, en el barrio Rebolo, donde un joven de 19 años identificado como Juan Camilo Oliver Navarro murió en medio de un procedimiento policial. Según el reporte oficial, intentó huir de un control motorizado, despojó a un policía de su arma de dotación y, en medio del forcejeo, recibió un disparo en el abdomen que le causó la muerte.
El último caso, hasta ahora, se registró a las 7:30 a. m. del martes en el barrio Siete de Abril. Allí fue asesinado Ferney Alberto Argumedo Torres, alias ‘Mata Tigre’, de 47 años, presunto miembro de la banda criminal Los Costeños. Sujetos armados lo interceptaron cuando conducía su moto y lo acribillaron. Según las autoridades, ‘Mata Tigre’ tenía anotaciones por homicidio, concierto para delinquir y desplazamiento forzado. Estaría vinculado al ala liderada por alias ‘Kevin El Gordo’.
Balance trágico y preguntas sin respuesta
Con estos diez homicidios en menos de 24 horas, la situación de orden público en Barranquilla vuelve a estar en el ojo del huracán. La ciudad, que desde hace meses ha venido enfrentando una ola de violencia ligada a extorsiones, microtráfico y ajustes de cuentas entre bandas, parece estar perdiendo el control del territorio.
Las autoridades han prometido redoblar esfuerzos, mientras los ciudadanos claman por acciones reales y efectivas. La pregunta sigue en el aire: ¿quién gobierna realmente las calles de Barranquilla cuando cae la noche?