El domingo se tiñó de sangre en el barrio Prado Soledad. Kevin Andrés Polo Carrillo, un joven de 25 años, fue asesinado de un disparo en la cabeza cuando estaba frente a su casa, en la calle 46 con carrera 3C. El ataque fue perpetrado por dos sicarios a pie que llegaron, cumplieron su cometido y desaparecieron como sombras en la tarde.
Kevin no alcanzó a pedir ayuda. Cayó allí mismo, a escasos metros del lugar donde vivía con su padre. Tenía dos hijos pequeños, una niña de 7 años y un niño de 6, quienes hoy se quedan con preguntas que nadie puede responder.
“No sabemos por qué lo mataron. No le conocíamos problemas”, dijo su madre con la voz entrecortada mientras esperaba en Medicina Legal.
Las autoridades ya iniciaron las investigaciones para dar con el paradero de los responsables. La escena, silenciosa ahora, guarda el eco del disparo que acabó con una vida y dejó a una familia rota.
Soledad vuelve a llorar a uno de los suyos. Otra muerte más que pide justicia.
