El barro húmedo, el rumor del río y el silencio espeso del campo fueron el telón de fondo de un hallazgo que sacude la memoria de Remolino, Magdalena.
A 130 kilómetros de Barranquilla, entre trupillos y tierras donde alguna vez operó una base paramilitar, la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) halló dos cuerpos que podrían ser víctimas del conflicto armado.
El aviso llegó como muchos llegan en estas búsquedas: desde la voz anónima de alguien que aún recuerda y no quiere callar. Un habitante de la zona notó fragmentos óseos al descubierto, probablemente removidos por las lluvias recientes. El sitio, ya conocido por la Fiscalía y señalado como punto de operación armada, volvió a hablar.

Bajo la lluvia y el lodo, un equipo técnico-forense de la UBPD llegó al predio rural y comenzó una intervención silenciosa pero cargada de sentido. El primer día, lograron recuperar los primeros restos. Al siguiente, apareció un segundo cuerpo. Dos silencios rotos. Dos posibilidades abiertas para familias que siguen buscando.
“Cada hallazgo representa una esperanza”, dice Alix Torres Penagos, investigadora de la UBPD en el Atlántico. Su voz resuena con la serenidad de quien camina sobre terreno sagrado, con la responsabilidad de devolverle un nombre a los huesos y una verdad a quienes nunca dejaron de esperar.
Este hallazgo no es aislado. Remolino hace parte del Plan Regional de Búsqueda Atlántico – Río Magdalena, que ya ha registrado más de 1.300 personas desaparecidas en la región. La cifra duele, pero guía el camino de quienes, con pico, pala y memoria, se niegan a dejar que el pasado quede enterrado sin justicia.
La Unidad insiste: quienes tengan información sobre desaparecidos pueden comunicarse a la línea nacional 316 2783918 o a los números en el Atlántico: 317 311 8942 y 316 2800157.
En Remolino, la tierra sigue hablando. Y la UBPD escucha.