Parecían clientes comunes. Entraron sin levantar sospechas: ella con una chaqueta azul, él con una gris y gorra blanca. Pero lo que ocurrió el pasado 4 de julio en un local de giros en Ciénaga, Magdalena, fue cualquier cosa menos una diligencia bancaria rutinaria.
Según las autoridades, el asalto fue meticulosamente planeado por una pareja oriunda de Barranquilla. Durante varios días estudiaron el terreno: horarios de mayor movimiento, número de empleados, ubicación de patrullas. Todo fríamente calculado. El botín: más de 15 millones de pesos en efectivo.
La mujer, con la calma de quien ya ha hecho esto antes, fue directo a la caja. Su compañero, con arma en mano, controló la situación. Clientes y trabajadores quedaron inmovilizados. En menos de un minuto, el dinero ya estaba en sus mochilas y los cómplices en motocicletas los esperaban fuera para escapar.
Las cámaras de seguridad y las pistas dejadas durante la huida fueron clave para identificar a los presuntos responsables. Ahora, la Policía busca a esta pareja, que pasó de aparentes ciudadanos comunes a protagonistas de uno de los asaltos más audaces del año en el Magdalena. ¿Fin de la historia? Aún no. Pero la cacería ha comenzado.
