La tarde en Villa Esperanza avanzaba al ritmo de las fichas de dominó y el coro de los vasos chocando. Eran las 7:00 de la noche del domingo cuando el sonido típico del barrio —las risas, la música, las discusiones por una “tranca”— fue abruptamente reemplazado por el estruendo seco de los disparos.
En plena esquina de la carrera 3 Sur con calle 4B1F, justo al lado de la cancha Los Chopas, un grupo de hombres departía con cervezas y buena charla, cuando un pistolero solitario llegó a pie y sin titubeos buscó su objetivo. Cinco tiros bastaron para acabar con la vida de Isaac Eliécer Rivera Palacio, de 26 años, quien cayó sobre el tablero con tres balazos en la espalda, uno en el pecho y otro en el cuello.
Pero no fue el único alcanzado por la ráfaga: Jeison Contreras Vargas, de 34 años, también cayó herido, con impactos en ambas piernas. Ambos fueron llevados a la Clínica Campbell de Malambo, donde poco después se confirmó el fallecimiento de Rivera.
Sobre el hoy occiso, la Fiscalía tenía anotadas tres entradas en el SPOA: dos por hurto y una por tráfico de estupefacientes. Las autoridades no tardaron en trazar la línea de este crimen: ajuste de cuentas y disputa territorial por la venta de droga en la zona.
Villa Esperanza duerme hoy con una ficha menos en la mesa… y con la sospecha de que la guerra por el control de la esquina apenas comienza.