El silencio de la madrugada fue interrumpido por una tragedia.
Edgar Ahumada, un joven muy querido en Bosconia, perdió la vida en un accidente que aún deja más preguntas que respuestas.
Aunque las autoridades no han entregado un informe detallado sobre las circunstancias del siniestro, la noticia corrió rápidamente por el municipio, dejando a muchos con el corazón apretado. Edgar no era solo un nombre más en la comunidad: era un joven trabajador, amable, y con una sonrisa que muchos recordarán.
Hoy Bosconia amanece con un vacío. En las calles se siente la tristeza de los que lo conocieron, los que compartieron con él, los que simplemente lo veían pasar cada día como parte del paisaje cotidiano. Su ausencia duele. Y mientras se esclarecen los hechos, queda el consuelo frágil de la memoria y los abrazos entre vecinos que se repiten la misma frase: “No lo podemos creer”.
