La madrugada se volvió humo, fuego y miedo en uno de los corredores viales más importantes del país. Seis tractomulas fueron incineradas por desconocidos armados en distintos puntos de la carretera que conduce a Buenaventura, mientras un conductor resultó herido tras ser intimidado por los atacantes.
Todo ocurrió entre la noche del martes y las primeras horas del miércoles. Según el informe de las autoridades, los hechos se registraron en tres tramos específicos de la vía: tres vehículos fueron incendiados en el kilómetro 16, dos más en el 17 y otro en el kilómetro 25.
Pero la violencia no se detuvo ahí. En medio del caos, un conductor fue abordado por un grupo armado y recibió un impacto de bala. Fue trasladado a un centro asistencial, donde se recupera bajo vigilancia médica. La identidad de la víctima aún no ha sido revelada.
Además del ataque a los vehículos de carga, en los kilómetros 23 y 25 las autoridades hallaron granadas de fragmentación, lo que elevó las alarmas sobre la presencia activa de grupos armados ilegales en la zona. No se reportaron detonaciones, pero el hallazgo confirma lo que ya muchos temen: el control territorial en este tramo de la vía sigue en disputa.
Un corredor bajo fuego
Este no es un hecho aislado. El pasado 3 de julio, guerrilleros del ELN ya habían incinerado tres tractomulas en la misma vía, generando preocupación entre los transportadores de carga pesada, que consideran este trayecto como una zona roja para la movilización.
Las autoridades aún no confirman qué grupo estaría detrás del nuevo ataque, pero en la zona se sabe que estructuras del ELN y otras bandas armadas hacen presencia, disputándose rentas criminales, rutas y control.
Los gremios transportadores ya han pedido mayor presencia militar y garantías de seguridad para transitar por este eje vial, vital para el comercio del suroccidente colombiano y el puerto más importante del país en el Pacífico.
Entre tanto, la carretera a Buenaventura se mantiene bajo patrullaje de las Fuerzas Armadas, mientras las investigaciones continúan. Por ahora, el miedo sigue al volante.