Lo que parecía ser una noche más de trabajo para Carlos Mendoza, un joven taxista de 27 años, terminó convirtiéndose en una experiencia límite entre la vida y la muerte… y, según él, también entre lo terrenal y lo espiritual.
El hecho ocurrió la madrugada de este domingo en la carretera que conecta a Barranquilla con el municipio de Galapa, cuando Carlos regresaba a la ciudad luego de dejar un servicio. De repente, algo totalmente fuera de lo común se presentó ante sus ojos.
“Vi a un hombre completamente negro, con un rostro como de calavera. Se me atravesó de la nada en la carretera, y me llenó de un terror que no puedo describir. Intenté frenar, pero el susto me hizo perder el control del carro”, relata Carlos, todavía visiblemente afectado por el episodio.
El taxi terminó estrellándose violentamente contra las barandas de protección del corredor vial. El vehículo quedó completamente destruido. Sin embargo, lo verdaderamente inexplicable vendría segundos después.
Según su testimonio, en el instante del impacto sintió que el tiempo se detuvo. Carlos afirma que fue envuelto por una energía que lo separó del entorno: “Vi un ser gigante, de rostro muy brillante, como si fuera luz pura. No movía los labios, pero me hablaba directamente al pensamiento. Me dijo que no era mi hora y que iba a estar bien”.
El joven asegura que este “ser” lo sacó del vehículo sin que él mismo se diera cuenta cómo. Cuando abrió los ojos, ya se encontraba de pie, a un costado del carro completamente destrozado, sin un solo rasguño en su cuerpo.
Los primeros en llegar al lugar, algunos motorizados que transitaban por la vía, no podían creer lo que veían. “El taxi estaba vuelto nada. Pensamos que el conductor estaría atrapado o herido, pero lo vimos caminando solo, como si nada. Estaba en shock, pero ileso”, dijo uno de los testigos.
Carlos fue trasladado a un centro asistencial cercano para ser valorado, pero los médicos confirmaron que no tenía lesiones, ni siquiera golpes menores.
¿Milagro o intervención divina?
El relato ha comenzado a circular con fuerza entre taxistas, conductores y vecinos del área metropolitana. Algunos aseguran que lo que Carlos vivió fue una experiencia mística o espiritual. Otros, más escépticos, creen que el estado de shock pudo haber alterado su percepción.
“Yo sé lo que viví. Nadie me lo puede quitar. Ese ser me salvó. Me sentí protegido. No sé si era Dios, un ángel, o algo más grande. Solo sé que estoy vivo de milagro”, insiste Carlos.
Mientras se determina oficialmente la causa del accidente, la historia del joven taxista ha despertado tanto asombro como fe entre quienes creen que, en medio de lo inexplicable, hay fuerzas que aún escapan al entendimiento humano.
